Al parecer, hoy en día, los colectivos oprimidos estamos demasiado sensibles. Ya no aguantamos nada. No tenemos sentido del humor. Ya sean las mujeres feministas, la gente que pertenece al colectivo LGBTA o las personas de otra raza/etnia. O al menos, eso es lo que piensan la inmensa mayoría de hombres blancos, cisheterosexuales y con cierto poder adquisitivo de nuestra sociedad.