El problema de la narrativa «born this way» en la comunidad LGBTIA+

Coescrito con @eirepandemonium

En las últimas décadas hemos visto como la idea de que hemos nacido queer, popularizada en la cultura pop de los 2000 por Lady Gaga en su canción «Born this way» se ha convertido en algo normalizado dentro de nuestras comunidades. Sin embargo, esta narrativa en apariencia inocua sobre el por qué somos como somos es un mantra completamente dañino para las personas disidentes del sistema sexo/género y debemos acabar con él. Esta narrativa se refiere a la idea de que la identidad psicosexual es innata, es decir, que la orientación sexual, identidad de género y expresión de este mismo es algo con lo que nacemos, a lo que estamos predeterminados y que no se puede cambiar. Y aunque tenga un poder respecto a ciertas violencias específicas, ignora que se puede instrumentalizar por las mismas personas que nos odian como arma arrojadiza. Si la sexualidad es innata, nacemos así, ¿Por qué hay quién tarda en salir del armario? Igual que se entiende que el género no es una cuestión meramente biológica, si no que forma parte de un desarrollo psicosocial y que es resultado de una cultura, que nos impone un constructo social en respuesta a nuestra socialización, debemos entender la sexualidad de la misma forma.

En las últimas décadas hemos visto como la idea de que hemos nacido queer, popularizada en la cultura pop de los 2000 por Lady Gaga se ha convertido en algo normalizado dentro de nuestras comunidades. #OrgulloLGTBI

Y entenderla de esta forma no la hace menos real ni menos válida. Nuestra sexualidad es válida y plena en sí misma por mucho que venga de un constructo social impuesto por el sistema capitalista. No es menos real el género y es en sí mismo un constructo creado por el capitalismo para doblegar a las mujeres y disidencias en beneficio de los hombres blancos cishetero y de clase privilegiada. Pretender entenderla desde el biologicismo y desde la naturaleza, es una teoría esencialista y que no responde a la realidad material.

¿Qué es el esencialismo?

El esencialismo es la tendencia, teoría o doctrina basada en que los fenómenos son naturales, están predeterminados o tienen una esencia inmutable. Como ejemplo de narrativas esencialistas más allá del «born this way» tenemos la idea ampliamente difundida sobre que la mujer es la hembra humana, que es utilizada por las TERF como forma de ningunear a las compañeras trans. O la narrativa de las religiones patriarcales sobre que la maternidad es innata en cuanto «naces mujer». El esencialismo además implica transhistoricidad, ya que la esencia tiene la particularidad de transcender los límites históricos y mantenerse a lo largo del tiempo.

«Dios nos ha hecho hombre y mujer. Está en nuestra naturaleza humana formar una
familia. Lo natural es que el hombre esté con la mujer. Las personas negras son naturalmente
inferiores a las blancas. Las mujeres son naturalmente inferiores a los hombres. La
homosexualidad es antinatural. Es así. Va a seguir siendo así. Porque es lo natural y la
naturaleza no se puede cambiar.
«

Típico argumento biologicista para justificar la misoginia, el racismo y la homofobia.

Esta teoría existe en contraposición al construccionismo social, donde se afirma que la realidad es construida a partir de la interacción del individuo con el medio, teniendo el factor social en cuenta en todo momento. En base a esta teoría podemos asegurar que la raza o el género son construcciones sociales. El constructivismo social pone el foco en cómo estas categorías sociales y políticas son conceptos creados, reproducidos y asentados mediante procesos históricos que duran miles de años, como pasa con el patriarcado o el capitalismo. Una persona más esencialista va a asegurar que las personas queer ya nacen así; mientras que una persona más constructivista va a entender la sexualidad humana como un constructo social histórico y que para nada es inmutable.

¿Por qué es nociva esta concepción de la sexualidad?

El problema de la narrativa esencialista no es solo que no sea real, si no que como ya hemos dicho, es un arma de doble filo. Utilizar la ciencia como verdad absoluta y libre de sesgos es un error que puede conllevar a aceptar ciertas cuestiones que son violentas y dañinas con las personas disidentes. Pensamos por ejemplo en cómo se ha utilizado tantas veces la concepción de la inteligencia para jerarquizar a los seres humanos.

Así pues, esta doctrina se ha usado para castigar a las identidades disidentes. El concepto de naturaleza se ha utilizado a lo largo de la historia para perpetuar las ideas dominantes y legitimar el sistema opresivo. Esta noción ha permitido naturalizar fenómenos sociales, haciéndolos pasar por lo normal y universal, esencializándolos a su paso. Ha permitido que el sistema dominante nos borrara por completo de la mente colectiva, entendiendo que las disidencias somos minorías cuyos derechos humanos no son representativos de la sociedad al completo. Esto ha conllevado a naturalizar auténticas aberraciones, como la esclavitud o la prohibición del sufragio femenino, hasta que los grupos oprimidos se han levantado contra esos pensamientos dañinos y han demostrado que se basaban precisamente en ideas esencialistas.

No hemos nacido #queer, el capitalismo nos ha nombrado como enemigos por nuestra forma de desafiar a la familia nuclear y cisheterosexual.

Conclusiones

Tratar de reapropiarnos de la teoría esencialista, dándole la vuelta al discurso opresivo de “ser gay es antinatural” reconvirtiéndolo en “yo nací así, y si nací así debe ser bueno” es un arma de doble filo. Nuestra sexualidad no es innata ni está escrita en nuestro destino. La sexualidad, al igual que el género, la discapacidad o la raza son constructos sociales creados a partir de la naturalización de la hegemonía capitalista. Se ha utilizado la ciencia contra las personas disidentes en respuesta a la realidad material de existimos y que no pueden hacer nada para evitarlo. Han inventado unas normas biológicas inexistentes como forma de ignorar que la realidad es diversa y que existen muchas otras identidades que las hegemónicas.

Y, lo más importante, el reconocimiento de nuestros derechos y nuestra existencia no puede depender de si nacimos así o no. Las identidades no son algo natural, son algo creado social y culturalmente en respuesta a la necesidad capitalista de categorizarnos como método de alienación. En una sociedad ideal, sin capitalismo de por medio, sin que sea necesario definirnos en base a nuestro género, raza, sexualidad o productividad, todos estos constructos sociales serían completamente innecesarios. Por desgracia vivimos en una sociedad donde es necesario pelear por los derechos humanos de aquellas personas que desobedecemos a la hegemonía, por lo que necesitamos nombrarnos para empoderarnos en comunidad. No hemos nacido queer, el capitalismo nos ha nombrado como enemigos por nuestra forma de desafiar a la familia nuclear y cishetero.

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