Seguro que muchas de vosotras habéis oído hablar del fenómeno “lolita” (y no, no hablamos del dichoso libro de Nabokov). Incluso es posible que os guste, interese o hayáis sido o seáis lolitas. Lo que muchas personas no saben es que la moda lolita no es sólo una simple subcultura de Japón, sino que guarda una fuerte relación con el feminismo y el género. Para poder comprender está afirmación, que en un inicio puede sonar contradictoria, es necesario saber el origen ideológico de esta moda, su relación con la estética victoriana y cómo fue entendida, adoptada y concebida por las mujeres japonesas, utilizándola para ir en contra de los estándares sociales de lo que se consideraba por entonces ser mujer.
El modelo de «mujer ideal» europeo fue importado a la sociedad japonesa, y las obras inglesas sirvieron para educar a las niñas japonesas. El neocolonialismo llevó una nueva forma de seguir sometiendo a las mujeres.
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La moda lolita.
La moda lolita surgió en Japón a finales de los años 70 y principios de los 80. Lleva influencias de la época victoriana, rococó y eduardiana, aunque se pueden encontrar vestigios de algunos otros estilos. Dentro del lolita, además, existen subestilos: classic lolita, el más estándar y sobrio; gothic lolita, con el negro como color predominante y el estilo gótico mezclado, o sweet lolita, el más recargado e infantil. Se pueden encontrar más, pero estos tres son los más comunes.
Inicialmente, este movimiento surge como una forma de escapar a los convencionalismos sociales impuestos a las mujeres japonesas. Era una forma de rebelarse ante la tradición japonesa que imponía (e impone) a la mujer un rol que consiste en servir al marido sobre todas las demás cosas, y cuidar de los hijos. Esto no significa que en España o en Europa se haya tenido una concepción distinta sobre las mujeres, lo que ocurre es simplemente que en otras culturas nos podemos encontrar con nuevos matices: el machismo se da en todos los lugares, pero se puede manifestar de formas distintas en función de la sociedad y el contexto, y nunca está de más echar una mirada desde distintas perspectivas. La idea de la mujer ideal en Japón era (y, desgraciadamente, sigue siéndolo en buena parte), más parecida a una muñeca viva que a una persona real, deshumanizándolas por completo. Por tanto, las chicas que iniciaron el lolita, decidieron que, si la sociedad quería muñecas, iban a tener muñecas en el sentido literal de la palabra.
El estándar más extendido en aquella época para mujeres se podía resumir en “ni demasiado recatada, ni demasiado provocativa”, es decir, estamos hablando de una época donde vestir como una muñeca antigua se consideraba anti erótico y no estaba sexualizado. Este grupo de mujeres encontró en este estilo de vestir, una forma de protestar ante aquellas reglas rígidas y códigos de conducta, “des-sexualizándose” y convirtiéndose en lo que no querían los hombres japoneses. Una protesta algo pasiva, como suele ser común en esta cultura, pero contundente. Por tanto, en los inicios, el lolita estaba cargado de identidad política.

Alicia y la ruptura de la norma social
Uno de los factores que más contribuyeron a que Japón se interesara tanto por la Inglaterra victoriana, fue la similitud entre la estructura social de ambos. Ambos países compartían unos modelos muy rígidos de comportamiento ante el público, una distinción muy clara de clases sociales y también separación entre edades y género. A principios de siglo XX comenzaron a importar todo tipo de material de todo Occidente, sobre todo, de Inglaterra. El modelo de “mujer ideal” europeo fue importado a la sociedad japonesa, y las obras inglesas sirvieron para educar a las niñas japonesas en lo que tenía que ser una buena niña, una buena mujer, y una buena esposa. El neocolonialismo llevó una nueva forma de seguir sometiendo a las mujeres.
La moda lolita fue una forma de escapar y protestar ante estos estándares impuestos a las mujeres japonesas. Sin embargo, está basada parcialmente en la moda victoriana que, como hemos dicho, se utilizó precisamente para reflejar esos estándares sociales y educar a las niñas. Entonces, ¿cómo se utilizó este concepto en una ideología que buscaba romper con todo aquello? La respuesta la podemos encontrar en Alicia en el País de las Maravillas.

La obra de Alicia en el País de las Maravillas es una crítica y una ruptura con todos aquellos estándares sociales de la era victoriana. Desde los personajes, como la Reina de Corazones, que es una propia parodia de la Reina Victoria, hasta las versiones satirizadas de las canciones y poemas que se utilizaban en la educación de la época. Alicia es una niña intrépida que no presta atención ni sigue los consejos de sus mayores (las figuras de autoridad). Se cuestiona todo lo que hay a su alrededor, en vez de aceptarlo y acatarlo, lo que constituye un escape y una transgresión. Alicia escapa de todas las normas y rigideces de una época donde tenía un rol estrictamente definido como mujer y como madre. Con esta explicación es más fácil hacerse a la idea de porqué ha estado tan unida a la moda lolita. En algunas obras que guardan cierta estética lolita y que referencias a Alicia se pueden ver críticas a la opresión que sufren las mujeres: las CLAMP hicieron su propia versión erótica donde la Alicia protagonista, Miyuki-chan, es cortejada por los demás personajes, los cuales son todos mujeres. En esta aventura Miyuki-chan no muestra desagrado y es cuando descubre que es sáfica. En la obra se ven varias referencias donde se critica la opresión sexual de la mujer. En la canción “Alice: douzai innocent” de Ali Project, se habla de una chica a la que sus padres han criado con los valores del puritanismo propios del cristianismo y de la época victoriana, y un día decide tener su primera relación sexual. Después de la cual, se la señala aunque ella insiste en que lo que ha hecho no es nada malo.
La culpa es del capitalismo, da igual cuándo leas esto.
Estamos hablando de una moda, sustentada por una ideología, que surgió en uno de los países más conservadores, más capitalistas, y más retrógrados. Ya sabéis cómo ha terminado esta historia en la actualidad: sexualizando en muchas ocasiones a las chicas lolita, sexualizando los rasgos infantiles y a las propias niñas hasta unos límites aberrantes. Una vez más, el capitalismo se ha apropiado de algo que, en sus inicios, tenía una intención reivindicativa. De algo que implicaba una posición firme ante una realidad social y que servía de vía de escape a muchas mujeres. Las empresas más influyentes se hicieron eco del lolita, aprovechando para sacar productos e ir relegando poco a poco el estilo lolita a algo puramente visual. Otra “excentricidad” más del país del sol naciente. De hecho, el estilo del vestido de Alicia es muy parecido a muchos trajes de maid que se usan en los famosos “Maid café” en Japón (unas cafeterías donde solo trabajan camareras que van vestidas de sirvientas y actúan de una forma infantil y adorable). Además, la figura de Alicia que precisamente criticaba todo aquel mundo, ha sido también deformada hasta convertirla en una figura considerada meramente estética, “kawaii”, o “mona”. Se la ha despojándo de todo su significado. De hecho, se comenzó a utilizar como ejemplo ideal de “shoujo” (concepto utilizado para designar una joven que aún no es adulta del todo, pero tampoco adolescente, inocente. Representativa de la inocencia pero a la vez del erotismo. Una figura muy atractiva al público masculino de Japón). No hablemos de que las camareras de los maid café que visten estos trajes inspirados en los del siglo XIX suelen ser adolescentes, y los clientes habituales de estos establecimientos suelen ser hombres “salary man” de mediana edad, que van después de su jornada laboral a cenar y ver a las maid.

Conclusión
Es difícil, por no decir imposible, escapar a la mercantilización de cualquier movimiento o moda con carga política en el sistema capitalista. En una sociedad machista siempre se va a buscar cualquier excusa para fetichizar rasgos, atributos o características de las mujeres y sexualizarlo. Pese a que el lolita se ha quedado relegado a algo casi puramente estético (decimos casi porque sí que se puede encontrar algún vestigio de lo que fue en algunos grupos o algunas obras) en su día fue una vía de escape y una ayuda y apoyo para que muchas mujeres encontraran una forma de protestar contra el machismo y de sentirse libres, aunque su país haya puesto todos sus esfuerzos en enterrarlo y comercializarlo.
Referencias:
Burgess-Foreman, Z. (2021). The representation of Alice in Wonderland in Japan [Libro electrónico]. En Essays on Japan’s lost decade and cinema, volume 2: Representation of gender and performance (pp. 3–18). Lulu.
D. (2015, 7 mayo). The Rejection of Normative Culture Through Lolita Fashion. Fashion & Power 2015. https://fashpow2015.wordpress.com/2015/05/05/the-rejection-of-normative-culture-through-lolita-fashion/
Monden, Masafumi. (2014). Being Alice in Japan: performing a cute, ‘girlish’ revolt. Japan Forum. 26. 10.1080/09555803.2014.900511.
O. (2018, 1 marzo). JAPÓN INSÓLITO: Lolitas, ¿moda rebelde con sabor victoriano? Otakus Venezuela. https://otakusenvenezuela.wordpress.com/2018/03/01/japon-insolito-lolitas-moda-rebelde-con-sabor-victoriano/
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