Nombre que se da al sistema psiquiátrico para denunciar las violencias que se producen en el mismo, que incluyen diferentes medidas con el efecto común de menoscabar la autonomía y los derechos de las personas consideradas locas, infravalorando sus comportamientos y su sufrimiento psíquico.
De este modo, el término pretende señalar el carácter político de la psiquiatría como agente del orden social, empezando por la utilización del término “salud mental” , que patologiza, medica y excluye aquellos comportamientos considerados “discordantes”, dándole un carácter individual al padecimiento psíquico y tratando de ocultar el origen social del problema. Además, el psistema sirve como base para justificar todo un conjunto de prácticas basados en la supuesta superioridad de los pensamientos, las acciones y las experiencias de las personas cuerdas, sobre aquellas que tienen o realizan las personas locas, que constituye en su conjunto un tipo de opresión denominado cuerdismo.
Las violencias llevadas a cabo por el psistema pueden tomar formas más llamativas, o más sutiles. Como ejemplo de las más evidentes, encontramos las contenciones mecánicas y químicas, los internamientos forzosos, los encierros, el aislamiento, las lobotomías o los tratamientos de electroshock que se hicieron conocidos a través de películas como Alguien voló sobre el nido del cuco; para aquellas personas que creen que esas terapias son cosa del pasado, o en países lejanos, no debemos dejar de señalar que hace pocos años una joven falleció en un hospital de Asturias ya que los médicos pusieron por delante el diagnóstico psiquiátrico sobre su derecho a una atención y un tratamiento adecuados. Esto pone de manifiesto, a su vez, otras violencias más sutiles, tales como: la falta de respeto constante hacia las narrativas o los discursos de las personas consideradas locas; la estigmatización de padecimientos como la esquizofrenia asociándolos con conductas violentas; la consideración de estos padecimientos como desequilibrios químicos que obligan a la medicación constante con fármacos, cuyos efectos secundarios a menudo se banalizan; y la negación de los cuidados y el apoyo mutuo y la politización de los problemas como formas de lucha.
Para terminar, no debemos olvidar el marcado carácter de género que tienen las violencias ejercidas por el psistema. Así, por ejemplo, podemos mencionar la violencia conocida como luz de gas (gaslighting), un tipo de maltrato psicológico en el que se entrecruzan el cuerdismo y la violencia machista, en el cual la víctima es forzada a pensar que sus percepciones o experiencias no son reales sino fruto de su imaginación. O el hecho de que incluso a día de hoy en España y otros países, las personas trans precisan de un diagnóstico psiquiátrico de «disforia de género» para hacer valer su identidad.
Referencias
- Antropóloga trastornada. 2019. Opresión: del psistema al sistema. Diario de una autoetnógrafa.
- Marta Plaza. 2020. Cuando la locura toma la palabra. El Salto Diario.
- Xavi Elvira. 2021. La patologización del Psistema. Alternatiba.
Creo que para entender mejor el concepto de Psistema es mejor ir a las fuentes originales, el Colectivo Enea organizó unas jornadas AntiPsistema de las cuales hay grabados 3 audios (enlazo el primero) y podéis seguir a Acción Demente en Twitter
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