Las ayudas por Covid y otras maravillas

Desde la entrada en nuestras vidas del Covid, prácticamente todas las personas han visto reducido su nivel de vida, sus ingresos, sus días de trabajo… A la ya de por si complicada situación de las restricciones se añade la continua preocupación de no poder pagar el alquiler, las facturas o la compra. Se le añade una inseguridad incierta que no tenemos nadie muy claro cuando va a acabar. Aún más si ni siquiera tienes acceso a las ayudas económicas por no tener los papeles que se te exigen pero que es prácticamente imposible conseguir. Más en los tiempos de esta pandemia mundial. Mientras otros países como Portugal han regularizado la situación de todas las personas migrantes por la situación excepcional en la que nos encontramos, para poder garantizar que esas personas puedan acceder a ayudas, en España le hemos dado la espalda incluso en plena oleada de racismo, xenofobia y violencia institucional.

El gobierno central y las distintas comunidades han desarrollado una serie de medidas para paliar, al menos en parte, los problemas económicos. Sin embargo de sobra se ha visto que han sido insuficientes, no llegan a todas las personas necesitadas y en muchos casos directamente no llegan. 

El tema de las ayudas ha sido algo muy celebrado en tiempos de #Covid-19 sin embargo, no es oro todo lo que reluce y mucho de lo que se prometió, no se ha cumplido o se ha hecho mal.

De ERTE en ERTE

Por una parte tenemos los ERTEs, figura que casi nadie había escuchado hasta hace unos meses y que ahora es la tónica general de la mayoría de españoles. Un ERTE es un Expediente de Regulación Temporal de Empleo. Un «despido» colectivo temporal que suspende el contrato de trabajo de forma temporal, con lo que no se generan derecho a cobro de prestaciones (como el paro), vacaciones… Los motivos suelen ser la paralización de la actividad de la empresa o insuficiencia de ingresos. Se sigue perteneciendo a la empresa aunque no se paguen salarios por parte de esta ni se desarrolle el trabajo acordado por parte del trabajador. Si hablamos de los ERTEs, en términos generales consumen «paro» , pero los que son debido al Covid no lo hacen, además de que se quitan los requisitos que existen para cobrar la prestación contributiva de desempleo.

Sobre la devolución de los ERTEs y la declaración de la renta. Esta prestación tiene consideración de rendimientos del trabajo, ¿qué quiere decir? Por un lado, que el SEPE cuenta como segundo pagador a la hora de saber si se tiene que hacer la declaración o no y, por otro, que el SEPE no ha retirado de este dinero lo que nos correspondería pagar en impuestos, por lo que nos tocará pagarlos a final de año. 

Sobre las devoluciones, es más sencillo. Por más que los liberales echen bilis sobre los funcionarios, no había personal suficiente para hacer frente a la tramitación de los ERTEs, prestaciones por desempleo, etc. Esto implicó que se hizo rápido para que la gente cobrara lo antes posible, pero no se hizo bien. Hubo numerosos errores en las cuantías que la gente recibió y ahora deben devolver el dinero que se les dio de más. Si bien esto es normal y entendible, no lo son los plazos y las amenazas de la administración, y más sabiendo que la culpa no es nuestra. Cuando recibes la notificación, esta explica que tienes 30 días para devolver el dinero cobrado de más o tendrás una sanción de un 20% de esa cantidad. 

Hay dos cosas que los gobiernos olvidan deliberadamente:

  1. La mayoría de las personas de a pie no tienen nociones amplias de cuestiones económicas, lo que implica que la mayoría piensen que no va a tener que devolver una ayuda que a todas luces es para personas en situaciones vulnerables. A la vez que se asume que lo que se paga en impuestos ya está siendo abonado por parte de esa ayuda.
  2. No es lo mismo para alguien en una situación normal tener que pagar 50 euros a hacienda que 1000, y más si no se ha cobrado el sueldo completo durante muchos meses. Hablamos de deliberación porque ellos lo saben, podrían hacer un comunicado junto a las cartas de notificación de la presentación por desempleo explicándolo de forma clara, pero no lo hacen ni lo van a hacer. Es mejor que el pueblo piense que es «dinero gratis» cuando la realidad es muy diferente y está perjudicando a muchísimas familias en situaciones de indefensión. 

Ingreso mínimo vital

La gran ayuda de la pandemia que se ha quedado escasa e inútil para una gran parte de la población. Con retrasos de meses para poder acceder a ella y unos requisitos en muchos casos absurdos y una cuantía que no permite, ya no vivir, sino sobrevivir. Aún no se ha pagado ni la mitad de Ingresos Mínimos Vitales que se prometían, mientras los más ricos siguen enriqueciéndose gracias a facilidades fiscales que se les han otorgado debido a la pandemia. Es decir, los ricos cada vez son más ricos, y las pobres cada día más pobres.

Requisitos

  • Tener entre 23 y 65 años, o 18 años si hay menores a cargo.
  • Cumplir un año de residencia legal en España.
  • Haber vivido independientemente al menos 1 año en el caso de familias y 3 años en el caso de personas solas.
  • En el caso de unidades de convivencia, haberse formado al menos 1 año antes de la solicitud.
  • Haber solicitado previamente las prestaciones a las que se pudiera tener derecho.
  • Estar inscritas como demandantes de empleo.

Parece todo claro, pero no. Aún falta el requisito más importante y por el que se están denegando muchas ayudas. Se piden los ingresos de años anteriores o demostrar la pérdida de poder adquisitivo. Por una parte, los ingresos totales deben ser inferiores a la renta que nos corresponde y, en caso de serlo, se cobra la diferencia entre lo que nos correspondería y los ingresos que tenemos. Así, los ingresos del año anterior permitidos son 5500€ para una persona sola (hasta 12000€ como máximo para personas con personas a su cargo). También se puede solicitar si durante ese año se han obtenido ingresos que, en términos anuales, estarían por debajo de esta cifra. Pero con reajustes, o sea, devolución, si en el resto de año al final nos pasamos. Vamos punto por punto:

  • Las personas que se hayan independizado y tengan entre 18 y 23 años no existen para el Gobierno salvo que tengan hijos. No pueden cobrar la ayuda y punto, haciendo un ejercicio de extrema soberbia al asumir que todo el mundo tiene una red familiar de apoyo que les pueda mantener.
  • Cumplir un año de residencia legal en España, lo de no dejar a nadie atrás debía ser solo para algunos claro. El racismo institucional de nuevo presente.
  • Haber vivido independientemente durante estos periodos es absurdo, ¿qué pasa a los 3 años? Es el momento estipulado en el que ya no te ayudan tus familiares o… ¿qué? Es un plazo arbitrario y que, por supuesto, condiciona a millones de personas que no tienen una red de apoyo y se ven de nuevo abandonadas. 
  • Haber solicitado el resto de ayudas es un punto que tiene mucho sentido, ¿verdad? Salvo porque miles de personas ni siquiera conocen a qué ayudas tienen derecho, cómo pedirlas, ni a nadie que pueda explicárselo. Recordamos que todas las personas que necesitéis ayudas económicas o alimentos, debéis acudir a vuestra trabajadora social de vuestro barrio y solicitar asesoramiento. Pero esta información no la conoce todo el mundo, y hay quién aún hoy siente vergüenza de pedir ayuda.
  • Sobre los ingresos vamos a hacer divisiones: 5.500/12=458, 33€ al mes que no deberías haber superado el año anterior para recibir la ayuda. O sea que, según este cálculo, una persona puede vivir perfectamente sola, con un alquiler y facturas, por menos de 500€ (por favor, que nos digan dónde que nos mudamos). Y sin olvidar que en todo momento se habla de unidad de convivencia, se cobra la ayuda para la unidad y no por persona. 

En muchos casos todavía no se han tramitado los expedientes y en otros se han denegado por algunas de las razones ya mencionadas. Nos encontramos con problemas para conseguir la documentación, tener que demostrar situaciones como que se ha residido de forma independiente durante tres años (cuando hay multitud de personas con contratos ilegales de alquiler que no pueden pagar otra cosa) y requisitos fácilmente comprobables por las administraciones pero que se están cargando a los ciudadanos. 

Las ayudas a pequeñas empresas y autónomos

Bueno, este punto es corto, no hay. Lo único que se ha hecho son créditos ICO, que son… Sorpresa: créditos avalados por el gobierno y con unos requisitos a la altura de encontrar sangre de dragón. Además de esto, se aplaza la cotización y las deudas a la SS y poco más. O sea pagar pagas, pero más tarde.

Es más que obvio que la gran mayoría de autónomos se han visto obligados a buscar otras opciones laborales, muchísimas pequeñas empresas han cerrado para siempre y otras lo están pasando muy mal familias enteras que dependen de esas empresas.

Conclusión, los olvidados siguen estándolo

Es irreal creer que con el nivel de ingresos actual de la mayoría de la población se pueden tener unos ahorros suficientes para poder pasar meses sin tener ingresos o con un gran descenso de estos. La cantidad de gente que vive al día y no puede siquiera pensar en unas vacaciones por tener los trabajos más precarios son los mismos que se han visto condenados a los ERTEs o directamente se han quedado en el paro por no poder realizar teletrabajo. A todo esto hay que sumar personas en situación irregular, con problemas muy graves para llegar a fin de mes mucho más agravada ahora, y los jóvenes con un paro altísimo que no va a ir sino a peor. 

Puede que la pandemia haya pillado de sorpresa a mucha gente pero el capitalismo brutal y la pelea por llegar a fin de mes es algo con lo que hemos convivido durante años, lo único que ha cambiado es que la pandemia ha hecho más visible la situación. Esta crisis que nos está dejando el coronavirus, no es solo culpa de la enfermedad. Es culpa de un Estado del Bienestar saqueado por unos pocos que se han seguido enriqueciendo a nuestra costa. Es resultado de unas condiciones de vida que obligan a las familias a arriesgar su salud para llevar comida a casa y pagar las facturas para no estar en plena ola de frío sin luz como está ocurriendo en la Cañada Real y otros cientos de barrios españoles ahora mismo. No podemos dejar que esta situación la volvamos a pagar nosotras, ante el capitalismo asesino necesitamos a la resistencia y la revolución desde nuestros barrios.

Y como siempre, muerte al patrón y que viva la lucha de la clase obrera, desde los cuidados mutuos.

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