Pedagogías Queer, pedagogías raras

Afortunadamente, el mundo de la educación es un mundo vivo en el que se puede innovar, utilizar todos los recursos al alcance y, a partir de ahí, mejorar la experiencia de enseñanza y aprendizaje. No obstante, la innovación en educación no pasa solo, o al menos no debería, por introducir elementos en el aula como las nuevas tecnologías. Innovar dentro de un aula es introducir todas las realidades que se pueda en clase y enseñar al alumnado que cualquier forma de estar en el mundo es válida.

No es muy habitual que en los centros educativos se «permita» ese aprendizaje diferente o alternativo, que no sale en los libros de texto, bien por falta de tiempo, de formación o de recursos, pero cada vez tenemos más experiencias accesibles que nos pueden facilitar la labor con estas nuevas formas de pedagogía que parten del respeto hacia todas las personas y sus circunstancias, que pretenden romper con el sistema eurocéntrico, patriarcal y cisheteronomativo que dirige no solo el mundo educativo, si no también la sociedad.

Las pedagogías raras, término (entre otros) acuñado por Mercedes Sánchez Sainz en su libro Pedagogías Queer, son esas formas de ejercer nuestra labor docente desde un prisma distinto, acercando otras realidades a las aulas y permitiendo al alumnado conocer para poder elegir quién y cómo ser. 

En una sesión de Lengua, leyendo un libro llamado «Alma y los Siete Monstruos«, de las autoras españolas Iria G. Parente y Selene M. Pascual, se establece la siguiente conversación, a raíz de que nadie recordaba si aparecía el padre o no en la historia.

—Puede que sea la madre sola, hay familias en las que no tiene por qué haber padre. 

—Claro, a lo mejor las ha abandonado.

—O bueno, que es madre sola y ya está.

—O son dos madres.

—Pues es verdad, pueden ser dos madres.

Se siguió leyendo el libro para poder continuar y desvelar la duda ya de paso.

Sesión de lengua de una clase de 6º de primaria, diciembre de 2020.

En esa pequeña sesión de cuarenta y cinco minutos de Lengua, ya se estaba poniendo en marcha la maquinaria de las pedagogías rarunas, extrañas, de las que se salen de lo normativo y establecido

Portada del libro Alma y los Siete Mostruos, de la Editorial Nube de tinta, escrito por Iria G. Parente y Selene M. Pascual. La portada es azul con letras grandes y blancas. En la parte de arriba podemos ver el pelo y los ojos de Alma, la protagonista de la historia.

Para empezar, el libro habla sobre ansiedad y depresión para criaturas de Primaria o Secundaria. Estos temas no se tratan de forma habitual en el aula y si se hiciera más a menudo no se dejarían pasar carencias, problemas o secretos que se llevan hasta la adultez. 

Para continuar, se han puesto de manifiesto diferentes tipos de organización familiar que existen y se viven a diario, no son inventos de ningún lobby, las personas se relacionan de la forma en la que acuerdan y las familias se forman y transforman en función de las relaciones de sus miembros. Que una niña diga que las madres pueden ser eso, dos madres, también es pedagogía queer, porque esa niña no solo ha entendido que las familias son diversas, ha sido validada su forma de querer y entender la familia, las relaciones, las parejas y a sí misma. 

Las pedagogías queer no pretenden imponer nada, pretenden, nada más y nada menos, ampliar el marco desde el que nos acercamos al aula, al alumnado y elles a nosotres. 

Las #pedagogíasqueer no pretenden imponer nada, pretenden, nada más y nada menos, ampliar el marco desde el que nos acercamos al aula, al alumnado y elles a nosotres. 

Las pedagogías alternativas o raras no se ciñen exclusivamente al aspecto afectivo o romántico o a la identidad de género, por ejemplo, también hacen especial referencia al racismo o al capacitismo. Estas pedagogías ofrecen la posibilidad de hablar en el aula de temas que, de otra forma, sería mucho más difícil que pudieran acceder a ellos. Estas formas de acceder al aula nos servirán como herramienta para introducir en clase diversidad de cuerpos, y no solo de personas racializadas, también de personas discapacitadas, de personas no normativas, con pesos no normativos, con cuerpos distintos, de los que no llenan las marquesinas de los autobuses de las ciudades. 

El día de las personas discapacitadas, la conversación dentro de una clase se desarrolló de forma más extensa pero el alumnado pudo entender que todo lo que tiramos al suelo puede pasar por las ruedas de una silla y de ahí a las manos de la persona que utiliza esa silla. Todes estamos interrelacionades y lo que hacemos repercute de forma directa o indirecta en el resto. 

Introducir este tipo de elemento en el aula, de palabras, de conceptos… permite al alumnado no solo conocer otras realidades, les permite conocerse de forma más honesta, realista y sin secretos ni vergüenzas. Si todavía nos falta formación, contamos con recursos a un solo click de distancia como el Rebccionario de Rebelión feminista, además de sus artículos, la web de Proyecto Fénix, nadie se ríe de nadie, o libros referenciados al final del artículo.

Este tipo de pedagogías no solo benefician al alumnado, también al propio profesorado

Que el alumnado conozca que su profes son gays, No Binaries, trans, lesbianas, etc. no es adoctrinar, es, por un lado, presentar al alumnado todas las realidades posibles, referentes y “normalización” de una situación cada vez más habitual, pero por otro lado, también tiene una carga importante en el profesorado. Entrar en una clase sabiendo que tienes que guardar un secreto no es la mejor manera de desarrollarte ya no solo profesionalmente, también personalmente. 

Las personas LGTBIA+ necesitamos tener y crear espacios seguros para nosotres, saber que allá donde estemos trabajando no vamos a encontrar lgtbifobia y, en caso de sufrirla, saber que el centro educativo nos apoyará en bloque. Desde luego con mayor motivo deben crearse esos espacios seguros para la infancia que se ve y se sabe diferente pero no encuentra, en el día a día, apoyo o respaldo. 

Visibilidad o invisibilidad en las aulas

Las identidades de género o las orientaciones sexuales pueden ser más o menos invisibles para el resto, sin embargo, lo que a priori nos meten en la cabeza que puede ser bueno, es una forma de invisibilización que socava la autoestima y que apuntala las puertas de esos armarios de los que “no se debe salir”. No obstante, también nos encontramos con situaciones visibles que no se pueden (ni se deben) esconder. 

Una persona negra, gitana, racializada en general, no puede ni tiene por qué esconderse. Y no hablar de esos temas, les hace pasar por los centros educativos con desconfianza, miedo, recibiendo o ejerciendo violencia. Es el profesorado quien tiene que saber en primer lugar, entre otras cosas, que el pelo, sea de quien sea, no se toca. Se pide permiso para acceder al cuerpo de las personas, aunque sea para hacer una caricia en el pelo o un abrazo. Es el profesorado quien tiene que naturalizar (en el sentido de hacer habituales) todas esas experiencias vividas o que van a vivir. 

A raíz de profundizar en este tipo de pedagogías, nos encontraremos con situaciones que quizás no se esperen dentro del aula, ya que se tiene la creencia de que las criaturas no tienen capacidad de decisión propia con respecto a sí mismes, pero este tipo de forma de trabajar en clase permitirá una apertura emocional mucho mayor al alumnado que, de forma directa o indirecta, repercutirá en la convivencia del aula, en el proceso de enseñanza aprendizaje y en las tan temidas y sobrevaloradas notas al final de cada trimestre.

Conclusión

Entrar en el aula dejando las puertas y ventanas abiertas nos permite dejar que entre todo lo que de verdad está pasando en las cabezas, vidas y experiencias de cada una de las personas con las que se comparten tantas horas dentro de una clase. Permitir libertad de ser en clase refuerza la autoestima del alumnado y entender que lo que les pasa no es algo malo ni nada susceptible de ser un ataque, previene el acoso escolar, los sufrimientos emocionales y mejora considerablemente el clima de convivencia del aula. Es una oportunidad demasiado grande como para dejarla escapar.

Es una oportunidad de creear una adolescencia mucho más placentera de la que nosotres tuvimos, una oportunidad de acabar con los prejuicios que se nos imponen en casa y poder comprender que existe una gran variedad de experiencias vitales que son completamente válidas y que nos deben sonar como normales porque lo son. Es normal, natural y cotidiano pertenecer al colectivo de disidencia sexual y de género, es normal ser racializade, es normal ser discapacitades. Lo que no es normal ni nos debe parecer normal es ocultarle a la infancia toda realidad que se salga de los parámetros capitalistas de lo que debemos ser. Porque eso solo genera sufrimiento y menores reproduciendo un odio que ya debería haberse extinguido.

Referencias, webgrafía y bibliografía

  • Sánchez Sáinz, Mercedes. 2019, «Pedagogías Queer, ¿nos arriesgamos a hacer otra educación?«.
  • Sánchez Sáinz, Mercedes, Penna Tosso, Melani y de la Rosa Rodríguez, Belén. 2016. «Somos como somos. Deconstruyendo y transformando la escuela.«
  • Merchán, Cecilia y Fink, Nadia. Compiladoras. «#NiUnaMenos desde los primeros años, educación en géneros para infancias más libres.»
  • Librería feminista Mujeres y Compañía, contiene una gran colección de títulos LGTBIQ+ para adultos y criaturas tanto en la librería como en su catálogo on-line.
  • Proyecto Fénix, nadie se ríe de nadie. Material gratuito y posibilidad de elaboración de material.

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