Día de la Salud Mental

El 10 de octubre es el Día de la Salud Mental. Un día que siempre ha sido protagonizado por profesionales del sistema de salud mental y por asociaciones de familiares. Nunca ha sido el día de las psiquiatrizadas. De hecho, desde hace tres años existe otro día para las propias locas, el Día del Orgullo Loco (mayo-junio). Este año, en Asturias se hará coincidir el Día del Orgullo Loco con el Día de la Salud Mental, con intención de contraponer una posición crítica frente al sistema de Salud Mental. Es de esperar que el resto de colectivos locos también emitan comunicados, estén visibles en redes, o realicen alguna actividad para denunciar este día.

¿Qué se celebra el Día de la Salud Mental? Este año el lema elegido por  Salud Mental España es «Salud mental y bienestar, una prioridad global«. Básicamente, este día se convierte en un ejercicio de autopromoción de la propia asociación, habitualmente patrocinado por alguna farmacéutica y que fagocita a los propios pacientes. Aunque su discurso es de este tipo:

“La identidad visual de este año busca transmitir a las instituciones públicas la necesidad urgente de invertir en salud mental y contar con recursos y un número de profesionales, adecuado y suficiente para atender las necesidades de la población. La idea de invertir en salud mental no solo responde a la necesidad sanitaria, sino que es una cuestión de justicia social y que permitirá sociedades más sanas e igualitarias”, explica Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA.

Página web Salud Mental España

Desde luego, no tiene nada que ver con el colectivo loco. Es más, hay una gran diferencia entre la noción de enfermedad mental y el concepto de locura. Porque, aunque se enfatice la salud mental, nosotras somos consideradas enfermas mentales, a pesar de pretender camuflar o disimular este término mediante otro presuntamente neutral, como es el de «usuarios». En cambio, una de las razones de ser del día del Orgullo Loco es despatologizar nuestra condición de cara al reconocimiento de la locura como una forma más de habitar y vivir la sociedad.

Discrepamos de ambas perspectivas, aunque simpaticemos más con la del Orgullo Loco. A primera vista parecerá una cuestión terminológica, pero no lo es.

Tenemos distintos conceptos en juego, cada uno vinculado a un tipo de discurso diferente. En el caso de la salud mental, se expresa una relación de poder, una desigualdad de posiciones. Es el término del discurso clínico (habitualmente biomédico, aunque hay cada vez más críticas a este modelo). En cualquier caso, la contraparte implícita pero ineludible es el enfermo mental, el desposeído de poder, de recursos, el que requiere ayuda. Ayuda que pasa por reconocer la autoridad del psiquiatra.

En cambio, el reconocimiento del concepto de locas en lugar de enfermas mentales implica una intención de arrebatar ese poder, de rechazar el rol de enfermas necesitadas de ayudas, de empoderarnos e intentar reconocer nuestra locura como un derecho. Este suele ser el discurso desde el Orgullo Loco, que ha utilizado lemas como el de «celebrar la diversidad». Sin embargo, este año el Orgullo Loco Madrid decidió utilizar el hashtag #SaludMentalParaTodas. Decisión que criticamos porque se aproxima al discurso del sistema de salud mental y se aleja del discurso propio del Orgullo Loco, el de la locura.

En cualquier caso, discrepamos de ambas posturas. Por un lado, rechazamos absolutamente el binomio salud/enfermedad mental. Pero, por otro lado tampoco estamos de acuerdo en considerar la locura como un derecho y una forma más de diversidad. Ni lo uno ni lo otro. Desde nuestra perspectiva, ser loca implica sufrir un tipo de opresión específica: el cuerdismo. Y eso es lo que consideramos que se debe visibilizar y contra lo que se debe luchar. No celebrar la locura, no reivindicarla como un derecho, sino concienciar sobre la opresión que sufrimos. Pues el cuerdismo es la causa de las demás violencias que sí se suelen denunciar: las violaciones de DDHH en Psiquiatría (como las contenciones, los ingresos forzosos…).

Al mismo tiempo, esto no implica no reivindicar nuestra no normatividad como legítima y negar que pretendan normalizarnos mediante terapias o psicofármacos. Pero no es tanto celebrar la diversidad como validar nuestra condición no normativa. Si quieres, lo celebras, pero nos parece secundario con respecto a señalar el cuerdismo que nos arrastra hacia la normatividad. Si la reivindicación es el derecho a la locura y celebrar la diversidad, se oculta completamente la opresión específica que nos atañe. Y si, además, se utilizan términos como «diversidad mental», andamos un poco dispersos… ¿Quién no es diverso mental? El acento ha de ser en la desigualdad, no en la diversidad, que borra opresiones y relaciones de poder.

Pero no es tanto celebrar la diversidad como validar nuestra condición no normativa. Si quieres, lo celebras, pero nos parece secundario con respecto a señalar el cuerdismo que nos arrastra hacia la normatividad.

De todas formas, en estos años no ha habido un trabajo de elaboración discursiva por parte del activismo loco que permita ir más allá de la defensa de los DDHH. Lamentablemente, el cuerdismo se menciona de forma eventual, sin desarrollo ni teorización. La única persona que propuso hace tiempo una definición fue Tomás Corominas, de la Asociación Hierbabuena (quizá en este Día de la Salud Mental se centren en el cuerdismo;  sería buena cosa). En cualquier caso, hay un vacío teórico sobre nuestra propia opresión específica. No es que la teoría tenga más importancia que la práctica, pero ayuda a identificar, a avanzar, a difundir, a concienciar… Y llama la atención que prácticamente nadie en el activismo loco esté haciendo esto. Es más, diríamos que por parte de algunos sectores existe incluso un rechazo del concepto de cuerdismo. A nuestro juicio, mantener este rechazo es cavar tu propia tumba como colectivo loco.

Las violencias que sufrimos por parte de los que celebran el Día de la Salud Mental responden a un motivo. Atacar ese motivo es ir a la raíz del problema. Sufrimos violencias psiquiátricas porque la sociedad es cuerdista. El modo en que el psistema nos trata puede variar, probablemente se conseguirá humanizar, puede que se consigan eliminar las contenciones… Aunque no creemos que se consiga mucho más. Los ingresos forzosos y el consumo de psicofármacos probablemente continuarán existiendo por una buena temporada. Si la sociedad es cuerdista, naturalizará y normalizará este tipo de trato a las locas. De hecho, está ya más que normalizado. Si las contenciones mecánicas llegan a desaparecer, será porque la sociedad tiene menos tolerancia a violencias físicas y gracias al trabajo de visibilización de ciertos colectivos. Pero no porque la sociedad sea menos cuerdista.

Por tanto, hay tres tipos de discurso en juego:

  1. El discurso del poder, de los profesionales, que utiliza los términos ideológicos salud y enfermedad mental. Ideológicos porque mistifican la opresión y contribuyen a perpetuarla y naturalizarla a nivel social.
  2. El discurso de la defensa de Derechos Humanos, que suele manejar el concepto de loco, pero para su objetivo no importa si una se considera loca o enferma mental. Es irrelevante porque no modifica su finalidad.
  3. El discurso de la opresión cuerdista, que parte de la desigualdad entre personas cuerdas y locas y trata de identificar qué elementos intervienen en ella. Este discurso es totalmente incompatible con el primero, pero puede (y debe) incorporar la defensa de los Derechos Humanos del segundo discurso.

El Día de la Salud Mental es oportuno para visibilizar el cuerdismo que los profesionales encarnan sin reconocerlo. Es un día para ejercer resistencia. Es su día, pero queremos dejar clara nuestra total oposición a sus instituciones, sus alianzas con la industria farmacéutica, la usurpación de nuestro discurso por parte de familiares, la negación de nuestra propia existencia como sujetos, sus prácticas paternalistas y la reducción del «usuario» a un mero objeto. Porque somos la otredad necesaria para que ellos mantengan su identidad de profesionales. Somos la otredad desde la que se construyen los familiares. Somos la otredad que manipular.

Este día no nos representa como locas. Pero hace tiempo que empezamos a resistir, a construir, a reflexionar. Y a todos los que celebráis este día (profesionales, asociaciones de familiares, industria farmacéutica, usarios utilizados como títeres para aparentar la presencia de «los otros» ) os señalamos como cuerdistas, cómplices de nuestra opresión. Cada vez somos más y cada vez respetamos menos vuestra posición de poder.

No estamos enfermas mentales, somos no normativas, anormales. Algunas no queremos encajar en la sociedad que nos provoca tanto dolor. Otras intentaremos domesticarnos y normalizarnos como podamos para poder sobrevivir. Decidamos lo que decidamos, es cosa nuestra. No nos obliguéis a empastillarnos, a ir a terapias que a veces nos perjudican. Si tenemos que lidiar con el cuerdismo, respetad cómo decidamos hacerlo. Hoy, Día de la Salud Mental, celebráis una opresión, un rechazo a nuestra locura, una oda a la normalidad, una imposición de las formas de tratarnos.

Nosotras queremos decidir qué hacer con nuestra no normatividad. Si encajar o no y cómo…

MadsPotting

7 comentarios sobre “Día de la Salud Mental

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  1. He leído tu artículo y es cierto lo que dices. Aún existen las contenciónes, al abuso de fármacos.
    Deberían invertir en espacios para que los enfermos crónicos puedan estar.

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