Una de las grandes cuestiones que en la actualidad se están tratando de manera más profundizada en la sociedad es aquella relacionada con el aspecto físico y la percepción de uno mismo. Dentro de este marco encontramos el concepto de imagen corporal. La imagen corporal es un constructo teórico muy utilizado en el ámbito de la psicología, la psiquiatría, la medicina y la sociología. El concepto ha sido estudiado y analizado desde diversos puntos de vista, de manera que, actualmente, contamos con numerosas definiciones a nivel internacional sobre qué es la “imagen corporal”, aunque no tenemos una definición única consensuada. La más clásica se la debemos a Schilder (1950), quien la describe como “la representación mental del cuerpo que cada individuo construye en su mente”. De una manera más profundizada lo describe Slade (1994), quien considera que “la imagen corporal es una representación mental amplia de la figura corporal, su forma y su tamaño, la cual está influenciada por factores históricos, culturales, sociales, individuales y biológicos que varían con el tiempo”.
Además, en 1990, Thompson delimitó los tres componentes principales de la imagen corporal:
Perceptual: se refiere a como percibimos el propio cuerpo y la representación mental que tenemos de él.
Cognitivo-afectiva: son las valoraciones emocionales que hacemos de nuestro cuerpo en función de la dimensión anteriormente mencionada, atendiendo a parámetros como el grado de satisfacción o experiencias. También incluimos en esta dimensión pensamientos y/o creencias que tenemos sobre nuestro cuerpo.
Conductual: esta dimensión se refiere a las conductas y comportamientos que derivan de las dos dimensiones anteriores, es decir, cómo nos percibimos, cómo pensamos y cómo nos sentimos con respecto a nuestro cuerpo.