El coronavirus y tus sesgos.

Los últimos sucesos que nos ha traído esta pandemia nos sirven de ejemplo para analizar los sesgos que aún tenemos como sociedad. Nos sirve para ver que, quienes más vulnerables somos a este virus, menos protección tenemos ante el mismo. Y ¿para qué analizar una situación excepcional como esta? Pues porque nos muestra, a pequeña escala, cómo pensamos de manera inconsciente que hay vidas de primera y vidas de segunda.

Es necesario analizar estas cuestiones para ver cómo, incluso en momento de extrema necesidad, estamos llenos de roles de poder que hacen morir o ponerse en riesgo a unas personas mientras otras están tranquilas en sus casas.

La crisis sanitaria, económica y social del #Coronavirus ha supuesto que se visibilicen algunos sesgos que nos afectan a muchas de nosotras, es necesario seguir haciéndonos notar.

Sí, la gente Discapacitada existe.

El coronavirus, como toda pandemia o enfermedad, hace que os deis de bruces con la realidad que sufrimos cada día cientos de miles de personas en vuestras ciudades, pero en quienes no reparáis porque somos ciudadanas de segunda. Las personas discapacitadas necesitan determinadas adaptaciones y asistencias que el resto de la humanidad puede no necesitar, pero que están ahí y deben garantizarse.

Una de estas cuestiones, quizá la más sencilla de llevar a cabo pero para la que más se ha quejado la gente, es el derecho a una accesibilidad universal en todos los sentidos. No puede ser que cientos de personas sordas no tengan acceso a la información sobre cómo va avanzando el estado de alarma o las medidas que se van a tomar, simplemente porque no hay intérprete de lengua de signos ni subtítulos en las conferencias públicas por televisión. Esto conlleva a que mucha gente se quede sin saber las medidas de seguridad que se deben tomar, y en qué le afectan las restricciones que se han tomado de cara a la ciudadanía. Y claro que lo tienen por escrito en Internet, pero si una gran cantidad de personas sordas son además, mayores, no van a saber encontrarlo en Internet y acaban sin saber qué va a pasar hasta que alguien les informe. Eso si tienen la suerte de contar con un asistente personal o familia a su alrededor.

El jaleo de las peluquerías

Lo primero que suponemos que se os habrá venido a la cabeza es el jaleo que se montó en todo el país cuando se anunció que las peluquerías podían (que no se las obligaba) estar abiertas en plena cuarentena. La gente no lo comprendía, no entendían qué necesidad había de hacerse unas mechas cuando te tienes que quedar en tu casa. Es lo que tiene el privilegio, que toda otra experiencia se te hace absurda: Hay muchas personas cuya situación de movilidad les impide asearse el cabello por sí mismos, esto conlleva a que para muchísimas personas las peluquerías son una cuestión de higiene básica. Así, con esta medida, se pretendía que las peluquerías que tuvieran entre su clientela estas situaciones, pudieran seguir ofreciendo ese servicio; únicamente a estas personas.

Se podría haber hecho mejor, eso jamás lo negaremos, se podría haber impuesto un horario reducido o que para que se abrieran las peluquerías hiciera falta la cita previa de esa persona que lo necesita. Pero sigue siendo necesario que se ofrezca este servicio y más en momentos en los que la higiene es tan fundamental. Lamentablemente muchísima gente con movilidad reducida no tiene derecho a un asistente personal que le ayude con su aseo, ni ningún familiar que pueda atenderle en esta tarea.

El Grupo de Riesgo.

Cuando se trata de la empatía, sabemos que os cuesta poneros en el lugar de los grupos más vulnerables, pero es que resulta rocambolesco que nos uséis de una forma tan macabra. Habéis llevado el porno de automotivación hasta niveles insospechados, usándonos para decirle al resto «Tranquilo, para ti solo será una gripe, no eres grupo de riesgo». ¿Qué se supone que tenemos que pensar? ¿Como no eres grupo de riesgo te vas a pasar la cuarentena en la calle poniendo en peligro a quienes sí lo somos? No nos transmite ninguna tranquilidad que necesites pensar que no eres como nosotras para tranquilizarte a ti y a los tuyos.

Sienta bastante regular tener que escuchar como nuestra situación de vulnerabilidad os da igual, tenéis que quedaros en casa (quienes podáis) porque hay personas a vuestro alrededor que pueden ser grupo de riesgo y vuestra libertad de tránsito puede ponerlas en riesgo. Estamos en un estado de alarma y emergencia sanitaria, no podemos permitir que la curva de contagios siga creciendo porque si no nuestro sistema sanitario colapsará. Y si colapsa, todas sabemos quienes seremos las primeras afectadas.

El Fantasma del Comunismo recorre España.

Y es que el coronavirus nos ha enseñado que el teletrabajo es posible, que se pueden habilitar diferentes lugares para la gente sin techo, que hay opciones contra la precariedad que no colapsa el país, etc. Es decir, nos está demostrando que, lo único que no funciona, es el sistema capitalista. Y nos lo está enseñando a través de la más absoluta amenaza sobre nuestras vidas: que si vamos a trabajar nos ponemos en riesgo, que si la gente sin hogar está en la calle son potenciales transmisores, etc. Vaya, que ha hecho falta que un virus ponga nuestra vida patas arriba para que pensemos en las personas y en sus necesidades.

No es posible que la comunidad discapacitada llevemos décadas reclamando el teletrabajo, mientras nuestras empresas muchas veces nos decían que era imposible, y ahora se hayan instalado teletrabajos por todo el país a la velocidad de la luz. Quizá el problema no era que no fuera posible, quizá es que no queréis hacerlo porque supondría adaptar el sistema a nosotras, en lugar de que nosotras nos adaptemos a él.

Y por supuesto muchísimas empresas se han negado incluso ahora a habilitar el teletrabajo y tienen a cientos de personas hacinadas sin cumplir las recomendaciones sanitarias, es lo que hace que las medidas no sean contundentes, que las grandes multinacionales siguen primando sus beneficios a la salud de los trabajadores. También resulta curioso que ahora sí sea posible llevar a cabo un plan de renta básica garantizada, cuando hace a penas un mes era una medida populista e imposible de realizar sin que se hunda la economía. A ver si va a ser que lo que pasa es que hasta ahora las medidas sociales eran ridículas porque ponían en riesgo el sistema capitalista y no que fueran imposibles…

Aporofobia incluso en Crisis Sanitaria.

En España son aproximadamente 40.000 personas las que viven sin hogar, y de estas el 16% son mujeres. Estas cifras suponen una vergüenza para un país con tantos edificios vacíos que podrían ser ocupados por estas personas y así garantizar uno de los derechos más fundamentales: Acceso a una vivienda digna. Y es que el lema que está llenando las redes sociales estos días es el #QuédateEnTuCasa, pero no sirve de nada para todas esas personas que no tienen casa en la que quedarse. Es por ello que se han puesto en marcha varias campañas para garantizarles un techo, campañas que hasta ahora se habían dado por imposibles, dejando a su suerte a cientos de miles de personas. A pesar de que las medidas que se han tomado resultan evidentemente insuficientes, es importante destacar los por qués y poner de manifiesto las medidas que debemos llevar a cabo.

El alojamiento que se les ofrece es mayoritariamente colectivo, con varias personas por dormitorio y gran concentración de gente en comedores y otros servicios, las probabilidades de contagio se multiplican. Recordemos que además, la mayoría de centros habilitados, ni siquiera tienen habitaciones: se trata de polideportivos en los que se instalan catres provisionales durante la cuarentena; que presumiblemente se eliminarán cuando ésta haya pasado. Hablamos de que, de nuevo, los derechos de asilo de estas personas solo se tienen en cuenta cuando lo contrario pone en peligro a la población «de primera», arrojándoles a la más extrema vulnerabilidad el resto del tiempo. Ni siquiera en una situación tan crítica se ha conseguido que la iglesia cumpla con su mandamiento de ayudar al prójimo y abrir, como en otros países, sus iglesias para que las personas sin hogar puedan pasar las frías noches. Que seguiría sin ser una solución, porque repetimos que el hacinamiento solo pone aún más en riesgo de contagio a estas personas, pero las aleja de la vía pública para que dejen de ser un peligro para las demás. Para que nos entendáis: El único motivo por el que se ha habilitado techo para estas personas, es porque son proclives a ser fuentes de la infección, no para evitar que ellos enfermen. No importa que vivan estos días hacinados y encerrados con personas que no conocen de nada, porque lo único que importa es que no infecten a las «personas de primera». Este pensamiento parece contrastar notablemente con todas las campañas solidarias estos días, ¿cómo es posible que se aplauda en los balcones la heroicidad de todas las trabajadoras que sustentan esta situación de alarma, mientras se vulneran a su vez las necesidades de 40.000 personas? Creemos que la respuesta está clara, porque esas personas no importan.

La Pandemia del Racismo.

La idea extendida de que el virus es esencialmente chino y que la culpa es de la comunidad china, entre otras falacias, han traído consigo que aflore el odio hacia la comunidad china de la forma más alarmante en el último mes. Hemos sido testigos no solo de múltiples agresiones contra esta comunidad sin más motivación que la creencia de su culpabilidad frente a esta pandemia, pero es que también hay otras formas de racismo invisible que han aumentado las últimas semanas.

Los bazares de múltiples ciudades se encuentran cerrados por esta situación de alarma antes de que se obligara de forma gubernamental por dos razones: la primera es que las personas de apariencia asiática tienen miedo y este miedo a las agresiones racistas ha producido deudas de hasta el 30% en múltiples establecimientos sevillanos. La segunda es porque, la comunidad china, opina que los españoles no entendemos la gravedad del virus, ni entendemos la situación que conlleva (ya que su cultura es colectivista y prima el grupo, y la nuestra es individualista).

Antigitanismo en la Pandemia

Los últimos días también se han ido sucediendo diferentes bulos y noticias falsas sobre diferentes comunidades vulnerables, a las que se las acusa de propagar el virus de forma incosciente por «negarse a tomar las medidas de prevención». Lo curioso es que la realidad es bien diferente, todas las comunidades vulnerables, en especial las personas racializadas, están tomando diferentes medidas sociales para ayudar en plena pandemia, como ceder los alimentos de los mercados cancelados a las familias más vulnerables o donar material sanitario de China que les llega a los trabajadores de los bazares, y al mismo tiempo activistas antirracistas han elaborado una proposición de medidas contra el racismo de los últimos días.

Imagen con fondo naranja y letras blancas en la que se puede leer: «#EmergenciaAntirracista En esta situación de emergencia sanitaria y social respecto a los y las trabajadoras vendedoras autónomos, ambulantes y mercadillos es fundamental:
-Cubrir las tasas de ocupación de la vía pública, la recogida de basuras y las de seguridad.
-Descuento o moratoria de la cuota de autónomos en los meses en los que siga vigente la crisis del coronavirus.
-Ayuda económica garantizada por las prohibiciones de salir a vender y de trabajar (al menos durante el tiempo que duren las prohibiciones).
-Anulación de todo tipo de recargo de demora por el retraso en los pagos ante la imposibilidad de trabajar.
Comité de emergencia contra el racismo: bit.ly/emergenciacontraelracismo»

Es imprescindible no hacer caso a los bulos y apoyar a las comunidades más vulnerables en momentos como estos. Se están llevando a cabo campañas para ayudar a diferentes personas del sector ambulante, y es imprescindible visibilizar estas campañas y ayudar en la medida que nos sea posible. Recordemos: Ninguna compañera se queda atrás.

CIEs y otras Prisiones.

Al igual que, las medidas de hacinamiento son peligrosas para las personas sin hogar, los diferentes centros de internamiento en el que están recluidas cientos de personas a la vez resultan también peligrosos. No podemos tener a personas sin atención adecuada y encima con una facilidad de contagio brutal. Es por ello que se exige la liberación inmediata de todas las personas internadas en CIEs, porque no han cometido ningún delito, y se les pone en riesgo simplemente por existir. Pero esta medida no puede desaparecer en cuanto pase la alarma sanitaria, debemos negarnos a que los CIEs vuelvan a abrirse y utilizarse de manera opresiva tras la pandemia. Los CIEs no son más que cárceles en las que te meten sin haber cometido ningún delito, pues ningún ser humano es ilegal.

Conclusiones

Esta nueva pandemia, el estado de alarma sanitaria y todas las campañas que hemos ido sacando a medida que avanzaba la misma, pueden marcar un antes y un después en nuestra sociedad. Podemos salir de nuestras casas (cuando por fin nos dejen) habiendo aprendido que: las personas discapacitadas existen y tienen derecho a la accesibilidad, que el porno de automotivación está feo, que las personas sin hogar pueden ser reubicadas en diferentes plataformas para que no duerman en la calle, que las personas chinas y gitanas son un grupo de riesgo ante el racismo, que ningún ser humano es ilegal y que, en definitiva, el capitalismo y toda su mecánica social no funciona.

Saldremos de esta solo si lo hacemos todas juntas, y para ello es necesario desvincularnos de todos los miedos aprendidos para someternos. Apoyémonos entre nosotras, luchemos contra el sistema, hay que acabar con el coronavirus, con la corona y con el capitalismo.

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