Ante la campaña de manipulación, y difusión de hechos inciertos y tergiversados con respecto a la manifestación del 8M de Madrid del 2020, desde Rebelión Feminista, nos vemos en la obligación de lanzar este comunicado con una explicación de lo ocurrido y una breve introducción de lo que ha provocado los altercados acontecidos.
Como cada 8 de marzo, y más especialmente en los últimos años, cientos de miles de mujeres de todo tipo de diversidades hemos tomado las calles para reivindicar la igualdad y visibilizar los distintos tipos de violencias que podemos sufrir. Las obreras, las LBTIA, las discapacitadas, las migrantes, las racializadas, jóvenes y ancianas… Todas unidas para luchar contra la sociedad patriarcal.
En los últimos años, hemos podido comprobar como cierto sector que se hace llamar “crítico del género” y que se ha apropiado de gran parte del feminismo radical, ha ido adquiriendo discursos de odio contra uno de los colectivos más discriminados y maltratados de la sociedad: el colectivo trans, muy especialmente contra las mujeres. Este discurso ha ido ascendiendo progresivamente en crueldad y a quienes nos oponíamos por el peligro que podían conllevar, nos decían que era cosa de las redes, que ese subgrupo del feminismo no estaba en el mundo real.
Antecedentes
Sin embargo, como predecimos, el odio no ha sido inocuo y esa apología no se ha quedado solo en el mundo digital; de un tiempo hasta acá, ha habido diferentes ponencias donde varias feministas académicas del llamado “feminismo institucional” y vinculadas al PSOE, han sido violentas con las mujeres trans, llamándolas abiertamente “tíos”, “actrices del género”, afirmando que son un caballo de Troya para dividir el feminismo y catalogado su vivencia y realidad de “teoría queer” (lo que denosta un odio intrínseco y no haber leído sobre las teorías que mencionan). También hemos visto como una compañera trans fue expulsada de una asamblea el pasado año, concretamente la asamblea abolicionista de Madrid (de quienes os vamos a hablar más adelante) y se han colocado carteles en lugares públicos señalando a mujeres trans como “machos violentos”.
Este sector del feminismo transodiante, está formado por mujeres con poder en las instituciones y ciertos cargos políticos, tienen también medios a su favor para hacer llegar su discurso y, en general, gozan de una impunidad que aprovechan para agredir a un grupo de mujeres especialmente vulnerable. No están solas. Tiene a su favor muchos hombres que ejercen cargos en partidos políticos de izquierda reaccionaria, escritores, columnistas, y en definitiva personas influyentes, unidas para atacar a un colectivo en alto riesgo de exclusión social, y con un porcentaje de desempleo que asciende al 85% en nuestro país.
Uno de los ejemplos de este subgrupo transexcluyente, es el Partido Feminista De España, liderado por Lidia Falcón, y, hasta hace poco, adherido a Izquierda Unida. Tras meses de agredir a las mujeres trans, compararlas con pederastas, “proxenetas y compraniños” y escribir un comunicado que atacaba a una menor trans y a su familia y que en nada se podía diferenciar a cualquier comunicado emitido por Vox; fue expulsado del anterior partido citado, desencadenando un fuerte apoyo en redes y medios por parte de las personas cuya transfobia no les deja ver más allá.
Con el 8 de marzo cercano, y teniendo en cuenta todos esos discursos de odio que tanto miedo e inseguridad generan a las mujeres trans, unas compañeras, que se hacen llamar @transinclusivas sacaron una campaña que recibió bastante buena acogida. Esa iniciativa consistía en llevar un pañuelo rosa a la manifestación en señal de apoyo a las mujeres trans, con la intención de que si en la marcha alguna se sentía insegura pudiera identificar a compañeras que les brindase apoyo. Un acto empático y de sororidad que en nada tiene que ver con la violencia. Semanas previas al 8M han sido muchos los colectivos y asociaciones feministas que han visibilizado el pañuelo rosa y se han unido a la campaña, porque el feminismo es sororidad, es unión y es empatía. No de va de borrados, ni de restar sino que suma. Entre ellos, por su puesto todas nosotras, quienes asistimos a las manifestaciones (quienes pudimos) con nuestro pañuelo rosa en el brazo (aunque en León fuimos de las pocas en llevarlos).
El día de la manifestación.
La manifestación del 8M de Madrid es una de las más multitudinarias del país, si bien es cierto que este año ha estado menos concurrida que otros, más de 100.000 mujeres han participado en ella. La marcha la convoca la comisión 8M del movimiento feminista de Madrid y el lema consensuado era “con derechos, sin barreras, feministas sin fronteras”. La cabecera acordada en las asambleas y grupos de trabajo que trabajaron en la organización fueron los barrios y pueblos y los grupos de trabajo, para luego ir colocando los bloques con las reinvindicaciones y lemas específicos.

Una hora antes de que llegase el pancarta de cabecera para dar salida a la marcha, hicieron su aparición un grupo de 150 personas, compuestas por la asamblea feminista de Madrid y las juventudes del Partido Feminista, (Núcleos duros transodiantes, recordemos que la asamblea abolicionista expulsó a una mujer trans) afirmando que ellas eran la cabecera de la manifestación, y pidiendo a los participantes que se colocaran tras ellas. Tras eso, intentaron llegar al escenario con intención de boicotarla y buscando el conflicto. Las personas organizadoras de la marcha, más otros grupos que se unieron formaron un cordón de seguridad para impedirlo, lo que dio lugar a insultos y empujones del grupo disidente, y del cordón de seguridad para defenderse de ellas y salvar la manifestación.
Señalamos y añadimos también, el momento en el que una mujer trans se subió al escenario para dar un discurso y fue abucheada por este grupo.
Finalmente el boicot no se llevó a cabo y pudo seguir su curso con normalidad, desde Rebelión Feminista queremos dar las gracias a las compañeras que no dejaron que el odio se apoderase del 8M. Esto podría haberse quedado aquí como un altercado anecdótico, pero lo peor estaba por llegar.
Tras el 8M, la victimización.
Las mujeres que componían los grupos que trataron de asaltar la manifestación del 8M de Madrid, pertenecen al sector del feminismo transexcluyente del que hemos hablado anteriormente y han desatado durante días una campaña de odio, bajo el #8MTransAgresivo, afirmando que habían sufrido agresiones y violencia machista por parte de “transactivistas y hombres maquillados” debido a que eran abolicionistas y críticas del género. La campaña de manipulación ha sido tal que llegaron a afirmar que el pañuelo rosa era un llamamiento a la violencia para que “los transactivistas las violentaran en la manifestación”, que siendo mujeres se las habían expulsado del día de la mujer, y que el 8M se ha vendido al “lobby queer y proxeneta”. Los medios afines a ellas (la mayoría de derechas), se han hecho eco de esta versión vertiendo una vez más el odio hacia colectivos oprimidos como son las mujeres trans, con la intención de que sus sesgos calen en la opinión pública.
Sobre esto vamos a aclarar varios puntos, según los testimonios de los testigos que vivieron lo ocurrido y los vídeos que han circulado por las redes:
- Tanto la asamblea feminista de Madrid como las juventudes del Partido Feminista, afirmaron que “fueron agredidas debido a que son abolicionistas”. Tenemos que decir que había más bloques abolicionistas en la manifestación y que entre las personas que formaron el cordón de seguridad también las había. Nuestra postura ante esto también está clara: Rebelión Feminista es una asociación abolicionista de la prostitución, de los vientres de alquiler y de todo tipo de explotación.
- Respecto a que el altercado lo tuvieron contra mujeres trans, como ellas mismas han afirmado en medios y en el ht que estuvieron circulando ese día y los posteriores, sabemos por los testigos y vídeos que no había mujeres trans en dicho altercado. Y son plenamente consciente de ello, pero han querido manipular e instrumentalizar lo ocurrido para seguir sembrando el odio contra ellas, e intentar demostrar que las mujeres trans son violentas y peligrosas para el resto de las mujeres. Esto solo lo podemos explicar de una manera y es que les da igual el feminismo, el abolicionismo y todo lo que conlleva porque lo único que les interesa es mantener la estructura de poder. Es mucho más fácil gestar odio contra colectivos más desfavorecidos en lugar de encarar el problema que tenemos enfrente y que nos está dañando a todas.
- Se habla de que el movimiento feminista se ha roto, que está muy dividido, los sectores de la izquierda reaccionaria afines a la transfobia han gastado tinta afirmando que las feministas interseccionales hemos dejado entrar al liberalismo, que hemos desviado el objetivo común y que, en definitiva, es culpa nuestra por no dar la espalda a las compañeras más castigadas por el mismo patriarcado que nos oprime.
Conclusiones
Nosotras tenemos claro que el feminismo es diverso, que bajo el techo de cristal podemos sufrir opresiones muy distintas dentro del problema común, y que visibilizarlas y luchar por todas no desvía ni nos aleja del objetivo sino que suma y nos hace más fuertes. Un feminismo en el que solo algunas podrán romper ese techo mientras que otras serán las que recojan los destrozos, no es el que va a liberarnos como ya se ha demostrado a lo largo de la historia, y desde Rebelión Feminista hacemos un llamamiento a todas las mujeres que han demostrado la interseccionalidad, a las asociaciones que se han sumado a la campaña del pañuelo rosa creada por las @transinclusivas, a todos los colectivos feministas que no han permitido que el odio se instale, para que gritemos que unidas somos más fuertes y que en nuestra lucha no hay lugar para el odio y la exclusión.
Llevan hablando mucho tiempo, alcemos la voz ahora nosotras en pos de la inclusión. No pasarán.