No es algo inesperado, pero las que más o las que menos, nos alegramos bastante: Irene Montero es la ministra de igualdad de éste nuevo “gobierno amalgama” (que, por otro lado, ya era hora de que se pusieran a pactar de verdad y no jugaran al dramón de la telenovela, como han hecho en las otras 3 oportunidades anteriores que han tenido.) Como no podía ser de otra forma, cuando una mujer (y más, una mujer supuestamente de izquierdas) hace algo que, presumiblemente, han hecho ya todos los hombres antes, una especie de argamasa de opinólogos enfurecidos se le echa encima con cualquier excusa. La única intención es la de desprestigiarla desde el inicio e intentar negar su valor para poder llevar a cabo las tareas designadas para su puesto, intentando ejercer la suficiente presión para que deje paso a lo que éstos consideran «gente bien preparada»: los hombres.
Lo que acabamos de describir puede parecer exagerado, exacerbado, e incluso, algunos de aquellos arriba descritos, nos tacharan de “histéricas”. Pero nada más lejos de la realidad, para nuestra desgracia como mujeres, ya que lo que están afrontando las nuevas encargadas del ministerio de igualdad del nuevo gobierno que dice ser de izquierdas es exactamente una muestra del machismo de nuestra sociedad. Y es que, desde el comienzo, no ha habido ni un minuto de descanso para este nuevo ministerio, y no precisamente por los motivos por los que ha sido creado: propagar y legislar para alcanzar una igualdad efectiva a nivel social, empezando desde la educación y creando leyes específicas para la protección de aquellos que, por ser minoría, no gozamos de una posición en igualdad de condiciones a otros.
Irene montero y la derechita cobarde.
Irene Montero es hija de trabajadores, licenciada en Psicología, con un máster en psicología de la educación, y becaria de doctorado de Formación de Profesorado Universitario. Además, rechazó por compromiso político una beca formativa en Harvard (Aravaca no, el de verdad, Harvard de Reino Unido). Abandonó su doctorando para poder continuar en Podemos, y ahora es Ministra de Igualdad; está de sobra preparada y cualificada para el puesto. Mucho más que muchos de los que han pasado por otros ministerios (e incluso presidencias, como el misterioso M.Rajoy del que nadie sabe nada en ciertos papeles).
Sin embargo, todo eso no importa, importa su pareja. Importa referirnos a una ministra, de sobra cualificada para el puesto, a través de su marido. Porque nuestros logros vitales siempre serán definidos respecto a ellos. Y ya si están en la misma formación política, ni nos asombra las burradas que pueden llegar a decir desde la escupidera visceral de la misoginia más interiorizada que pueden tener aquellos que, por motivos más que obvios, no toleran, ni soportan haber perdido unas elecciones.
Estas personas necesitan reafirmar el modo de vida que en el machismo encuentran, intentando encontrar (sin éxito) cualquier fallo, cualquier atisbo de pequeño intento de posibilidad de que se equivoque para venderlo como “el mayor fallo de su carrera”. ¿El último escándalo? Llorar porque la ministra Montero ha utilizado el término “monomarental” y, claro, eso está mal. ¿¡Qué es eso de visibilizar realidades cuando “monoparental” existe!? ¿Qué desfachatez tiene ésta señora de visibilizar la realidad de que en Europa el 90% de las familias con un solo progenitor están formadas por madre-vástago? Definitivamente, un error sin precedentes por los que tendría que, no se, por pedir algo, dimitir mientras debatimos si la crucificamos o si tiene alma… o algo.
Irene Montero y el misterio de la «Izquierda» Transmisógina
Pur supuesto es imposible hablar de todo este tema sin hyablar a su vez de cómo este ministerio se ha encontrado con rechazo incluso en sus supuestas mismas filas. Llevamos años avisando de las reaccionarias transmisóginas que copan los puestos de género en varios partidos de izquierdas (entre ellos PSOE o IU) y las consecuencias directas que todo ese odio visceral va a causar indudablemente en las personas trans.
Pero lo que nadie se esperaba (ironía) es que estas mismas personas salieran a criticarle a Irene Montero que hablara de las personas trans y de la necesaria Ley Integral trans durante su discurso de toma de posesión de su puesto en el Ministerio de Igualdad. Pero es que seamos coherentes, estas personas no son de izquierdas, estas personas son reaccionarias y llevan años acosando y persiguiendo a las mujeres trans por simplemente existir. El conocido partido de Lidia Falcón incluso sacó un comunicado insinuando que las mujeres trans eran pederastas y que la ley integral trans iba en contra de las mujeres. Poco después pidieron públicamente una reunión con Unidas Podemos para exigir la eliminación de la Ley Trans de sus reclamas políticas.
El día en que Rita Bosaho entró en el ministerio.
Alba González rechazó su puesto (directora general de igualdad de trato y diversidad étnico racial) en favor de Rita Bosaho. Pero parece ser que es horrible que una mujer (¡mujer!) negra (¡negra!) esté en posesión de dicha plaza, porque en vez de señalar lo que es lógico (y es que una persona racializada que ha sufrido ciertas situaciones racistas estará más predispuesta a corregirlas porque, sorpresa, puede reconocerlas mejor). Rita Bosaho es sanitaria y activista desde hace más de 20 años, licenciada en Historia y con un máster en identidades e Integración en la Europa Contemporánea. Es Doctoranda sobre el impacto de la colonicación europea en África, pero ocupa su puesto no por su valía, si no porque los señores han descubierto que (sorpresa) es negra.
Nos gustaría decir que sólo son uno o dos panfletos de mala muerte los que han hecho esta comparativa, pero no. Para nuestra desgracia, son muchos los que han señalado que se ha “echado del puesto” a Alba por “ser blanca”. Es impresionante como desde la caverna de los privilegios se entiende perfectamente algo inexistente como es el “racismo inverso”, pero son incapaces de ver lo racista que es que Rita sea la única dirigente racializada del gobierno o que fuera la Primera Diputada negra en el congreso la pasada legislatura. Les es imposible ver cómo esta mujer ha ido rompiendo barreras invisibles gracias a su trabajo, a su activismo y al de otras mujeres racializadas que luchan junto a ella.
Irene Montero y el día en que descubrimos que llorar sale gratis para los señores.
¡Todos los puestos designados para el ministerio de igualdad los están ocupando mujeres! ¿Os imagináis que eso ocurriera en otros estatutos gubernamentales que, por ley, tuviesen que aplicar la llamada “ley cremallera” (que por cierto, en éste caso no se aplicaría)? ¿Por ejemplo el Consejo General del Poder Judicial? Porque parece que un plantel cuyas posiciones estén ocupadas todas por señores no nos molestan ni lo más mínimo.
Es curioso como, desde todos los ángulos de la sociedad, una foto cuyos representados sean todos hombres no causa absolutamente ningún recelo, en pleno 2020, apelando a falsedades y medias verdades para seguir reproduciendo dinámicas de exclusión a ciertos puestos para todos los demás colectivos que no sean “los hombres españoles blancos de mediana edad”. Sin embargo, al revés, sin un solo hombre en la sala, es un escándalo que ha de salir en todos los medios (y por todos los medios) supone el mayor agravio que se nos pueda ocurrir. Y claro, encima resulta que una de ellas no es del color de piel correcto para aquellos que con amargura se quejan de la no paridad de este ministerio.
Conclusiones
Si algo podemos sacar como conclusión de todo esto, es la falta que hace este ministerio. La falta que nos hace aprender sobre igualdad, sobre racismo, desaprender nuestra misoginia, nuestro paternalismo y la hipervigilancia que tenemos para con las mujeres como sociedad patriarcal. Tendremos que dar gracias, primero a ellas, por estar enfrente de un proyecto que necesita más que nunca que sean valientes y lleven a cabo las reformas legislativas necesarias para poder cambiar la situación tanto a nivel educativo como social. Y en segundo término, pero poquito, a todos aquellos que ladran y braman contra éste nuevo ministerio y sus componentes. Porque ellos son, precisamente, contra los que debemos reaccionar. Hemos de tenerlos presentes y localizados, poder levantar el dedo acusador mientras a las nuevas generaciones les enseñamos, en alto y sin prejuicios, a no ser como ellos. A utilizar la lógica, la empatía y la conciencia social para avanzar en la igualdad efectiva de trato para todas aquellas que habitamos juntas. Así que gracias, porque el día en que entendáis que vosotros sois el problema, y no los demás, ese día, el ministerio de igualdad no hará falta, y no necesitaremos a mujeres como Rita Bosaho ni Irene Montero llevando la dirección de estos departamentos que, ya sabemos, son fuente generadora de odios por el simple y mero hecho de su existencia.
Rebelión Feminista 