Las Niñas del Estado que han sido prostituidas.

La pasada semana saltaba la liebre sobre un caso muy preocupante que esperábamos tener más información antes de crear este comunicado, sin embargo el tema no ha sido tratado con la gravedad que merece por ningún medio, y la sociedad ha guardado silencio cómplice una vez más porque estas niñas son de las escalas más vulnerables de la sociedad o son migrantes y además están solas. No tienen ningún familiar que luche por ellas, y siendo menores, eso se traduce en que nadie les hace caso ni las escucha ni les importa cómo viven. Es algo que se lleva sabiendo desde hace tiempo, pero nadie hace nada: decenas de niñas que se escapan de los centros de protección en los que están ingresadas son prostituidas en Palma, en la mayoría de casos a cambio de pequeñas cantidades de dinero o regalos, según informa ‘Diario de Mallorca’.

Los educadores sociales llevan años hablando de este problema en los informes internos, sin embargo el Institut d’Afers Socials (IMAS) no ha hecho nada para intentar frenar esta trata de menores en sus narices.

«Los trabajadores lo denuncian, pero cuando llega a los niveles superiores del IMAS los casos se minimizan, porque no tienen medios para evitarlo. Prefieren mirar para otro lado».

Declara un agente de policía al medio Diario de Mallorca.

Son menores muy vulnerables, con historias terribles detrás y muy necesitadas de afecto, lo que resulta clave para manipularlas fingiendo tener un interés en ellas que les proporcione una falsa ilusión de ese afecto que no tienen de sus familiares. La mayoría tienen padecimientos mentales y una conducta hipersexualizada a causa de los abusos sufridos (es muy común que cuando has sido abusada, como mecanismo de defensa, actúes de forma hipersexualizada para fingir que nada ha ocurrido). En muchos casos acceden a mantener relaciones sexuales a cambio de pequeñas cantidades de dinero, pequeños regalos, alcohol o droga y la idea de afecto que suponen para estas menores.

Una Violación Grupal destapa la red de Trata.

El caso de la niña de trece años que denunció haber sufrido una violación grupal en Palma la pasada Nochebuena ha destapado esta atrocidad ante los medios y la sociedad que permanece impasible al infierno de estas niñas. La menor relató en su denuncia que, tras fugarse del centro de menores en el que estaba ingresada, se dirigió a un bar dónde recibió varias ofertas para prostituirse, antes de ir al piso de Corea donde sufrió la agresión sexual por la que la Policía Nacional ha detenido a siete menores y un adulto que están ahora todos en libertad con cargos a pesar del peligro que suponen para niñas vulnerables. El Diario de Mallorca ha contactado con varios trabajadores de este ámbito y todos coincidieron en que se trata de una práctica extendida desde hace años. ¿Cómo de indefensas están estas niñas para que se sepa que ocurren estas atrocidades y no se haya puesto ningún medio para acabar con este infierno?

En los centros están mezclados menores de perfiles muy diferentes. Conviven abusadores y abusados, ya que no hay dinero ni profesionales suficientes para dar una solución. El sistema de acogida no funciona y los trabajadores están frustrados ante los cada vez más grotescos casos de abusos a estas menores en situación de indefensión. La paradoja llega al extremo de que las niñas, que han sido retiradas de sus familias porque en muchos casos han sufrido abusos, son captadas en los mismos centros de protección en los que están ingresadas.

La víctima de la violación grupal en Corea en Nochebuena reside en uno de estos centros especializados. Cuando presentó la denuncia, la educadora que la acompañaba manifestó a la Policía que se había escapado otras veces y que tenían conocimiento de que durante sus fugas mantenía relaciones sexuales con adultos. Sin embargo no se hizo nada, no se puso solución ni medios para que la menor pudiera escapar de esa situación de abusos y violaciones sistemáticas (recordemos que ninguna menor de 16 años puede consentir relaciones sexuales con adultos, por lo tanto esos adultos están cometiendo delitos por los que no se les juzga.)

Conclusiones

La impunidad de los agresores y la indefensión de las víctimas es un claro caldo de cultivo para que estas atrocidades se sigan cometiendo ante la respuesta impasible de autoridades, medios y sociedad; que a pesar de haber salido esta noticia hace casi un mes, nos encontramos con que pocos medios han hablado sobre estos casos y, como siempre, son las asociaciones de personas racializadas o aquellas que estamos siempre luchando codo con codo con las compas racializadas, quienes hemos hablado y denunciado el caso porque «si nos atacan a una, respondemos todas» no puede depender únicamente de que la víctima sea blanca o tenga unas situación en la que no sea vulnerable a estas violencia estructurales. Necesitamos una respuesta contundente contra todas las agresiones, que el «hermana yo sí te creo» se extienda a cualquier mujer o niña que lo necesite, y no que vuelva a pasar otra vez cómo hemos visto que pasaba con las Jornaleras de Huelva o el caso de Khadija en Marruecos. No nos podemos quedar calladas pensando que ella no es parte de ese nosotras que supone el feminismo, porque eso no es feminismo, es supremacismo blanco pintado de violeta.

Nos negamos a que esta menor quede desprotegida de las agresiones que ha sufrido, y desde Rebelión Feminista dejamos claro que «hermana, yo sí te creo» y que necesitamos medios para acabar con la violencia que daña a estas niñas ante la mirada cómplice de las instituciones que han prometido protegerlas.

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