Se llamaba Sara Fernández, a pesar de que el nombre que trascendió definitivamente fue Paloma Barreto, al ser este el nombre que ella escogió como prostituida. Aunque en el título hemos mantenido el nombre Paloma para visibilizar cómo tuvo que vivir y por qué fue asesinada, en aras del respeto a la víctima en este artículo usaremos su nombre, el cual es Sara.
La pasada semana nos enterábamos, entre toda la violencia machista de la que llevamos años siendo testigos, del asesinato de una mujer trans en Avilés. Sara fue asesinada supuestamente por un cliente que la apuñaló hasta 15 veces. Los medios de comunicación, como de costumbre, no han perdido tiempo en humillar a la víctima haciendo missgender e ignorando su identidad de género.
La situación de Sara era vulnerable, no solo era una mujer trans, si no que era migrante. Debemos señalar que actualmente el cambio registral en nuestro país se reserva únicamente a las personas con la nacionalidad y mayores de edad, ergo no tenía reconocida su identidad legalmente y eso, junto con las leyes de extranjería, obligaron a Sara a acudir a la prostitución como medio para comer y tener un techo bajo el que dormir.
El caso de Sara Fernández es una muestra clara del #TransFeminicidio en sus formas más horrendas.
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Humanizar a Sara.
Una de las cosas que hemos visto en diversos medios de comunicación, es que la víctima ha pasado a ser un cuerpo o una transexual (en el mejor de los casos en femenino) cuando no se la deshumanizaba por completo tratándola como un hombre. Es por ello por lo que nosotras nos vemos en la obligación de re-humanizar a una víctima más, porque no podemos permitir que nos conviertan en meros objetos sin humanidad.

Paloma Barreto era el nombre que la brasileña Sara Fernández usaba en el sistema prostituyente, tenía 38 años y, a tenor de los comentarios que le dejaban sus amigos en sus redes sociales, era una mujer muy querida. Recorrió más de media España ganándose el sustento en el sistema prostituyente a través del sistema de plazas (alquileres de habitaciones para el ejercicio de la prostitución durante periodos de tiempo limitados). Por la amplia reputación que había conseguido dentro de este sistema, rápidamente se exigió que se esclareciera el suceso y se hiciera justicia por su asesinato. Así, el caso está bajo secreto de sumario y un hombre ha sido detenido en León como presunto culpable, esperamos que pronto termine de aclararse todo y que se haga justicia.
Descansa en todo tu poder, compañera. Aquí seguimos luchando por ti y por todas.
Este caso es Violencia de Género
Debido a la vulnerabilidad triple a la que se enfrentaba Sara, su situación era precaria y eso puso en riesgo su vida. Las razones por las que se asesinó a esta mujer aún están por determinar, pero no podemos dejar de analizar las circunstancias que pusieron la vulnerabilidad sobre su persona, todas ellas consecuencia de su género, su condición como migrante y racializada y que era una mujer trans y prostituta. Todo ello supone una cuestión imprescindible para considerarlo violencia de género, si Sara no hubiera sido una mujer trans brasileña que se ganaba la vida como prostituta, este suceso no habría ocurrido. Es por ello por lo que reclamamos como asociación y como movimiento feminista que se la incluya en las listas de víctimas de violencia de género en cuanto el caso haya sido cerrado, pues no incluirla supone seguir ignorando la inseguridad añadida de las mujeres trans, no incluirla supone borrar la violencia institucional y social que estas mujeres viven cada día en nuestro país. La ley de Violencia de Género necesita una revisión desde sus cimientos desde la perspectiva feminista inclusiva que ayude a que todas las víctimas del machismo sean contabilizadas en igualdad de condiciones. Porque ninguna muerte vale más que otra.
Reacciones al asesinato de Sara Fernandez
Como era de esperar las reacciones ante el asesinato de una mujer trans, extranjera y prostituida han sido deleznables, a continuación pondremos algunos ejemplos.



AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH BAIA X DIOS Menuda caradura tenéis, chavales.» Respondido por otro tweet que dice: «Me pregunto que habrían dicho si en vez de asesinar a un transfemenino, hubiese asesinado a una mujer. Es más…a una mujer prostituida.
Soy muy malpensada, lo sé.»

Beat responde a Monolo:
«Solo me queda pensar que en realidad les odian. ¡Cómo vas a ayudar a alguien si mientes sobre el porqué de sus problemas!»
María Martín. Formación feminista responde a Beat: «El transmachismo ha ocupado la voz de todo el transactivismo. Para que sea el patriarcado quien salga ganando. Lo malo es que empezamos a caer en su trampa (usando sus consignas, compartiéndolo…). Hay que pararles sin difundirlos. Faltan estrategias.»
Monolo responde a María Martín:
«No son mujeres y no podemos permitirnos llamarlos así.
Los delitos cometidos por mujeres han aumentado cuando los Transfemeninos son considerados como tal. Nos estamos poniendo en peligro.
Cuando ellos son los agredidos, lo son por causas distintas a nosotras.»
María Martín responde a Monolo:
«No he dicho lo contrario.»
No dudéis de que todas estas personas y las que hacen comentarios similares son cómplices y promotores ideológicos del sistema que asesinó a Sara Fernández.
Conclusiones
Además de la necesaria renovación de la Ley Integral de Violencia de Género, es necesaria la aprobación inmediata de la Ley Integral Trans presentada en la anterior legislatura y que ha sido paralizada por los fascistas y aquellas mujeres que dicen ser feministas pero cuyo discurso es un constante ataque contra nuestras compañeras trans. La transfobia mata, y no podemos quedarnos quietas mientras esto sigue sucediendo, necesitamos poner herramientas judiciales que solventen las vulnerabilidades sociales mientras se enseña a la sociedad en igualdad y pluralidad.
Por Sara Fernández y por todas las compañeras que como ella han sido silenciadas por un sistema judicial injusto y una sociedad que aún nos quiere calladas o muertas.