Todos los diferentes movimientos sociales, sin excepción, tienen un hueco dentro de la lucha por los derechos en torno a la disidencia sexual y de género; pero a pesar de que muchos de esos movimientos son altamente visibles, las personas discapacitadas caemos de nuevo en el olvido. El movimiento feminista, las teorías Queer o la teoría Crip, han marcado un antes y un después en torno a la desnaturalización de lo que es considerado como cuerpos normativos, para posteriormente identificarlas dentro de los sistemas de poder correspondientes: Cisheteropatriarcado y capacitismo.
Las investigaciones en torno a la disidencia sexual y de género, y de la discapacidad, concluyen que ambos conceptos están integrados en la socialización. Las alianzas «Tullido-Transfeministas» han sabido optimizar el potencial subversivo de la lucha a través de la reivindicación de los cuerpos (im)pertinentes, parafraseando a la compañera Andrea García-Santesmases Fernández. La perspectiva de género es un imprescindible dentro de todas las luchas sociales que nos permite poner en duda el modelo de feminidad y masculinidad tóxicas a las que se adhiere la sociedad en cuestión. Así, si los movimientos feministas-queer abordan la diversidad sexo/género/deseo, la aproximación crítica de los estudios de la discapacidad que aporta el movimiento crip genera un marco común para cuestionar los cuerpos construidos como normalizados y/o normalizables.
La #TeoriaCrip es un pilar del empoderamiento de las mujeres discapacitadas, ya que podemos hablar de la discapacidad en términos de sensulidad y sexualidad sin paternalismo, ni #PornodeAutomorivacion, ni fetiche
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Historia
La lucha por los derechos de las personas discapacitadas se inicia principalmente tras la II Guerra Mundial, pues la figura de la persona discapacitada sufre una variación: En esta época por primera vez existen personas discapacitadas que son consideradas como héroes y heroínas de guerra tras su papel en el conflicto bélico. Todo ello benefició a que se diera el inicio de un movimiento por nuestros derechos, pero éste se inició desde una perspectiva médica y paternalista que se olvidaba de que vivimos nuestras vidas de diferentes formas y que es necesaria la libertad y la información para vivirlas.
En plena revolución sexual, mientras todos los colectivos oprimidos ya habían expuesto sus idearios en torno al sexo y sus necesidades políticas de placer, identidad y subversividad, nosotras aún estábamos en pañales. A nosotras aún no se nos permitía hablar de placer, y los discursos que hablaban de placer femenino, no nos incluían. Así nace el movimiento Queer-Crip, bajo la necesidad de reclamar nuestras necesidades sexuales, de género y de placer.
La «heterosexualidad obligatoria» se retroalimenta y reedifica en
McRuer (2004)
alianza con la «capacidad obligatoria».
Reclamas
Hablar de sexo, de placer, de sexualidad, de género, etc. siempre ha sido un tabú en la sociedad en la que nos encontramos, pero para un grupo de personas como somos las discapacitadas hay un muro que nos impide hablar de ello de forma más radical: La infantilización. Durante toda nuestra vida se nos aparta de la sociedad tal y como es por el simple hecho de que ésta sociedad nos entiende como seres inmaduros o infantiles que no pueden socializar de la misma forma. Todo ello contribuye a la idea que se tiene de nosotras en torno al sexo y en cómo nos enfrentamos a estas ideas absurdas. Todo el imaginario queer-crip ha sido creado desde una idea subversiva de necesaria renovación de los movimientos sociales para que nos incluyan en las reivindicaciones más básicas de éstos. Así se construyen determinadas peticiones colectivas:
- Educación Sexual Integral en las escuelas segregadas, no lanzar a la comunidad discapacitada a la ignorancia y la vulnerabilidad que esta ignorancia supone. Somos seres sexuados, ergo necesitamos conocer nuestras barreras, nuestras necesidades y la protección que necesitamos para disfrutar juntas o en solitario.
- Redefinición de los juguetes sexuales pensados hasta el día de hoy, para que incluyan corporalidades, movilidades y sensibilidades diferentes. Hay abierto un proyecto en torno a ello llamado «Pornortopedia» que, a pesar de los tintes liberales de la organización que lo lleva, nos parece interesante destacar.
- Accesibilidad en todos los sentidos, accesibilidad no es solo una rampa, es que la sociedad y el ideario social deje de estar construido sobre un modelo patologizante y discapacitante. Esto es aplicable a cualquier esfera de nuestras vidas, pero también al sexo, que se nos deje de infantilizar y se nos empiece a entender como personas.
- Despatologización de la transgeneridad discapacitada, que no se nos niegue nuestra identidad de género por el mero hecho de ser discapacitadas (asumiendo que no somos trans, sino que nuestra discapacidad nos impide entender nuestra identidad de género).
- Reconocimiento de la opresión capacitista dentro del propio movimiento de disidencia sexual y de género, que permita subsanar las alianzas.
- Ruptura de la segregación social para un coherente empoderamiento de las condiciones de la discapacidad en todos sus ámbitos.
- Empoderar el Orgullo Discapacitado, porque es imposible reivindicar nuestros derechos sin enorgullecernos al mismo tiempo de lo que somos, sin amarnos tal y como somos y expulsando los pensamientos negativos sobre nuestra discapacidad, sin conmiseración ni paternalismo.
Asistencia Sexual
La asistencia sexual es un trabajo asistencial que proporciona a la persona discapacitada un apoyo para acceder sexualmente al propio cuerpo o al cuerpo de otra persona discapacitada, pero no al cuerpo de la asistenta sexual. Así constituye un derecho de las personas discapacitadas, pues es parte de la accesibilidad necesaria en nuestro día a día, por ello debe generar obligaciones concretas a los poderes públicos, sobre todo de financiamiento para que puedan acceder todas las personas que lo necesiten. En el Estado español es alegal y, por tanto, no hay un colectivo profesional que vele por una formación, una praxis y una deontología específica. La historia de la asistencia sexual en nuestro país está marcada por la alianza queer-crip entre movimientos de personas discapacitadas y disidentes de género, que comparten el cuerpo como espacio de lucha política contra la opresión cisheterosexista y capacitista.
Sin embargo, la mayor problemática que hemos visto en torno a esta asistencia, es que es reivindicada desde esferas regulacionistas de la prostitución como excusa para ésta. Pero es que la asistencia no puede ser llevada a cabo por personas prostituidas sin formación médica pertinente, ya que se necesita de unos conocimientos médicos y en torno a la discapacidad que no pongan en peligro la salud de la o las personas en cuestión. La asistencia sexual no puede ser jamás prostitución encubierta como muchas veces hemos visto, sino que tiene que ser llevada a cabo por profesionales sanitarios que sepan lo que hacen y cómo lo hacen sin tabúes y respetando en la medida de lo posible, la intimidad de las personas asistidas.
Conclusiones
En torno a la discapacidad siempre ha habido múltiples cuestiones que han pasado a un segundo plano, pues nosotras como grupo aún no tenemos acceso a derechos básicos que otros grupos sí. Este atraso en la consecución de derechos hace que en otros ámbitos no entremos hasta haber conseguido lo básico. Algo parecido a lo que ocurrió con el movimiento feminista, pues se empezó por la consecución del voto y, tras lograrlo, se sucedieron múltiples análisis y múltiples peticiones que habían permanecido en un segundo plano. Pues las personas discapacitadas con una discapacidad intelectual han votado por primera vez en las pasadas elecciones de abril de 2019. A partir de aquí es indispensable seguir reclamando cuestiones específicas y básicas de derechos humanos, pero no podemos hacerlo sin un análisis radical de nuestras problemáticas específicas.
Así, un eje fundamental que necesitamos analizar es el sexo, el placer, el género, la sexualidad y cómo ha sido un tabú para toda la sociedad hablar de nuestro placer sin necesidad de su validación ni de su aprobación, y de que las personas discapacitadas tenemos sexo y podemos ser trans (binarias y no binarias).
Bibliografía
–Cuerpos (Im)pertinentes por Andrea García-Santesmases Fernández
–Yes, we fuck! El grito de la alianza Queer-Crip por Andrea García-Santesmases Fernández
–Lo Queer y lo Crip, como formas de re-apropiación de la dignidad disidente. Una conversación con Robert McRuer. por Melania Moscoso Pérez y Soledad Arnau Ripollés
–Assistència sexual i diversitat sexual i de gènere. Estudi de la intersecció queer-crip por Pere Rus Gómez.
¡Hola! estoy leyendo todos los artículos. mi nombre es Marina, soy una mujer con discapacidad visual de argentina. estoy tratando de empoderarme, construyendo mi identidad, desde el feminismo pero también asumiendo mi discapacidad y luchando/militando por mis derechos y por los de las mujeres con discapacidad. esta militancia es un poco desde mi interior, al asumir mi identidad y luchando todos los dias contra la sociedad que a las mujeres con discapacidad nos infantiliza, reprime nuestra sexualidad, nos pone en el lugar de niñas que tienen que ser cuidadas todo el tiempo. me gustaria mucho poder hablar con vos, estoy tratando de leer sobre este tema y tus artículos son geniales. un abrazo
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Hola Meri, si quieres búscame en Instagram, y hablamos por allí. Me llamo @Eirepan_demonium en Instagram. Si no tienes, puedes mandarnos un mail y te respondo yo
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