La Historia del Feminismo.

Es muy normal que en el movimiento feminista más liberal o reaccionario se olviden de nuestra historia, pintando de perfección una lucha que una y otra vez ha caído en el fallo de excluir a compañeras en pos de aquellas que tienen el poder en cada momento. Por suerte o por desgracia, el tiempo siempre nos acaba dando la razón a quienes luchamos por todas, pero es difícil curar las heridas que dejan las consecuencias de excluir a compañeras de sus espacios. Por ello, nos parece impensable hablar de feminismo sin conocer su historia más a fondo.

El #Feminismo es un movimiento que ha conseguido cambios importantes a lo largo de las décadas, pero también ha tenido fallos y esos fallos no se pueden ignorar, porque eso nos hace repetir nuestros errores.

Antes de que el feminismo fuera construido como movimiento social, existían algunas formas de organización arcaica que llamaremos «protofeminismo», donde algunas mujeres se unían entre sí para luchar contra un sistema opresivo que las relegaba siempre al papel de brujas por sus conocimientos, de rameras por su sexualidad o de sumisas por sus familias. De este periodo destacamos cosas tan atroces como la caza de brujas que se dio por parte de la Iglesia en el siglo XVI, en España, y en muchas partes del mundo. Donde se asesinó impunemente a varios cientos e incluso miles de mujeres (aunque no podemos saber a cuantas realmente, porque no existen registros) por ser mujeres inteligentes y empoderadas que tenían conocimientos de medicina o sobre la naturaleza. No sería hasta varios siglos después, entre los siglos XVII y XVIII, cuando el movimiento feminista se consolidaría como un movimiento organizado.

Primera Ola.

Las mujeres habían participado en el Renacimiento, la Revolución Francesa y las Revoluciones Socialistas, pero siempre como subordinadas y sin recibir sus derechos más fundamentales a cambio, y habían peleado como obreras en pos de los derechos de su clase pero sin recibir nada por ello. Por este motivo, es en el siglo XVIII cuando nace un feminismo principalmente liberal, con una ideología burguesa heredada de sus predecesores de la Ilustración. En esta primera etapa, podríamos ver un movimiento bastante fuerte que reclamó sobretodo la igualación de géneros en el contexto legal.

Entre los intentos más notables de incluir igualitariamente a las mujeres en el movimiento racionalista, se encuentran los clubes de mujeres en la Revolución francesa y la publicación en 1791 de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, redactada por Olympe de Gouges, con el fin de completar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada dos años antes por la Asamblea Nacional Constituyente de Francia. Pero aquellos intentos de definir un movimiento feminista fueron «brutalmente acallados», como expresó en sus escritos Celia Amorós, con la prohibición de los clubes de mujeres y la ejecución de Olympe de Gouges.

Sufragismo.

Tras estos primeros intentos, y ante la negativa de los hombres a dar a las mujeres sus derechos fundamentales, se crea un movimiento mucho más organizado que sería llamado «Sufragismo».
Este movimiento se desarrolló en Inglaterra, Estados Unidos y otras partes del mundo como Iberoamérica a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX. Pero no era un movimiento pacífico, como muchos hombres pretenden hacernos creer cuando critican la lucha actual. Las mujeres hemos derramado sangre por nuestros derechos desde los principios de la historia, pero parece que ni siquiera en este contexto tenemos «derecho a la maldad».

Carteles que se publicaron en contra del Sufragismo.

Este movimiento se concentró en la obtención de igualdad frente al hombre en términos de derecho de propiedad e igual capacidad de obrar, así como la demanda de igualdad de derechos dentro del matrimonio. A finales del siglo XIX, los esfuerzos se van a concentrar en la obtención de derechos políticos, en concreto el derecho a un sufragio universal que reconociera por primera vez a las mujeres como ciudadanas completas.

En las décadas de 1830 y 1840 se destaca en el movimiento socialista francés. Por otro lado, la socialista utópica peruana Flora Tristán, con obras como «La emancipación de la mujer», es considerada precursora no sólo del movimiento feminista moderno sino del socialismo.

En 1848, Elizabeth Cady Stanton, convoca el primer Congreso para reclamar los derechos civiles de las mujeres en Estados Unidos. Pero no es hasta casi 100 años después que esta pelea tiene sus frutos, en 1920 se recoge en la constitución de USA el voto femenino, a pesar de que el movimiento antirracista había conseguido el voto de los hombres negros en 1865.

Emmeline Pankhurst

A principios del siglo XX aparece en el Reino Unido las suffragettes (como serían llamadas de forma despectiva por los medios de comunicación), activistas por los derechos cívicos de las mujeres, en particular el derecho al voto femenino. El movimiento fue liderado por Emmeline Pankhurst y numerosas autoras y activistas, en su mayor parte de Estados Unidos y Reino Unido, que van a llevar el feminismo al terreno del activismo, especialmente en un contexto de vindicación de igualdad de derechos frente al Estado.

El carácter del feminismo predominante en ese momento reivindica la mujer a través de cualidades consideradas femeninas como la templanza, la vida piadosa o la abstención de beber alcohol. Sin embargo, todo ello se mezcla con enérgicas protestas y un activismo beligerante, con acciones como encadenarse en lugares públicos, romper escaparates, huelgas de hambre, desobediencia civil o actos desesperados y extremadamente peligrosos como tirarse delante del caballo del rey durante una carrera (única muerte registrada en el movimiento feminista occidental).

Como crítica al movimiento sufragista debemos señalar que además de ser un movimiento fundamentalmente burgués, se aprovechó de la lucha antirracista para alcanzar los derechos de las mujeres, pisoteando de esta forma a las mujeres racializadas.
Una vez conseguida la abolición de la esclavitud, se van a producir contactos entre las feministas y las mujeres negras, poniéndose de relieve las grandes diferencias en la situación de las mujeres blancas de clase media-alta, las únicas feministas hasta el momento, con las mujeres negras. La figura de Sojourner Truth y su discurso «Ain’t I a Woman?» (1851), sería el inicio del discurso racializado contra el feminismo burgués imperante en la sociedad de entonces. Las diferencias y características específicas de los problemas de la mujer negra junto con los de las mujeres obreras (un grupo que va a comenzar a aparecer) van a generar fricciones y problemas como por ejemplo, la incompatibilidad del modelo femenino de la mujer obrera con el modelo que proponían las pioneras del feminismo.

Segunda Ola

La Segunda Ola Feministadel Movimiento de la Mujer o de Liberación de la mujer comienza a principios de la década de los 50 y dura hasta la década de los 90 del siglo XX.

Cartel de «La Remachadora» bajo el slogan WE CAN DO IT, que buscaba llamar a las mujeres al trabajo.

Esta etapa se encuentra enmarcada durante y después de la Segunda Guerra Mundial, donde compañías como Westinghouse Electric hicieron carteles que animaban a las mujeres a trabajar en los puestos que los hombres habían dejado vacíos al marchar a la guerra. Esto servía como propaganda para invitar a las mujeres a unirse a la fuerza laboral, aunque la mayoría no eran para la contratación, sino para animar a las mujeres ya contratadas a trabajar más duro. La realidad de estos carteles queda lejos de ser algo feminista, ya quees una llamamiento a que estas mujeres cumplieran con su obligación de esposas llenando los puestos de trabajo dejados por sus maridos para ir al combate, casi como si se tratara de un deber patriótico, al servicio del ritmo de producción capitalista. De aquí salió el cartel de Rosie the Riveter o también llamado «We Can Do It» (En inglés, «nosotras podemos hacerlo!»), que actualmente constituye un símbolo del feminismo contemporáneo ignorando que, de la misma forma en que surgió este cartel, surgieron muchos otros al final de la guerra forzando a las mujeres a renunciar y volver a “sus verdadera obligaciones” (limpiar, cocinar, cuidar de los niños, etc.), ya que los hombres iban a volver a ocupar sus puestos. La división sexual del trabajo, evidentemente, no se habría abolido.

Simone de Beauvoir

El feminismo de la segunda ola es un movimiento principalmente de pensamiento obrero, donde se distinguen muchas cuestiones respecto al movimiento anterior: las reivindicaciones se centraban en la desigualdad no-oficial (de facto), la sexualidad, la familia con el derecho al divorcio, el trabajo y el derecho al aborto. Los aportes teóricos de esta Ola son imprescindibles, y comienzan ya en la década de los 50 con «El Segundo Sexo» (1949) de Simone de Beauvoir.

Betty Friedan

También debemos hablar de la sexualidad como eje fundamental de esta ola, con la publicación de «La mística de la Feminidad» (1963)  de la estadounidense Betty Friedan y que empieza a articularse en torno al 68 presentando una nueva agenda en relación a los derechos reproductivos y la sexualidad femenina, que es discutida por primera vez en este movimiento.

En esta Etapa se sucede el nacimiento de otros tipos de feminismo, como feminismo radical que surge en USA y Europa en la década de los 70. Para las radicales, debía hacerse un análisis político allí donde se manifestara el poder, y no solamente en el ámbito privado. La consigna “lo personal es político”, que rompe la dicotomía liberal entre las esferas privada y pública. Sulamith Firestone y Kate Millett fueron sus quienes sentaron las bases de este movimiento, y junto a otras como Andrea Dworkin y Catherine McKinnon, analizaron aspectos como el sistema sexo-género, la cultura, la educación, la sexualidad, la pornografía y la prostitución.

Aunque, como ya venimos avisando, no todo es perfecto tampoco en esta Segunda Ola. Comienzan a hablarse de teorías más contundentes respecto al origen de la opresión de la mujer (que se comienza a situar en un primer momento en el constructo social del género), y de aquí nacen algunas disonancias dentro del propio movimiento. De nuevo, una parte del feminismo quiere expulsar a compañeras por no considerarlas mujeres, concretamente, a las lesbianas. En la década de los 70, siempre desde el movimiento feminista, las mujeres comienzan a hablar también de su disidencia sexual; rebelándose de esta manera contra uno de los ejes fundamentales del patriarcado: la Familia y la heterosexualidad obligatoria. Sin embargo, estos actos crean una respuesta de exclusión por parte de algunas feministas hacia las lesbianas, al no considerar que sufran misoginia por no mantener relaciones sexo-afectivas con hombres, ignorando las violencias específicas que sufren por el hecho de ser mujeres y luchar contra la heteronorma (violaciones correctivas, violencia machista en las relaciones heterosexuales antes de salir del armario, violencia machista en sus hogares, etc.). En este contexto y como forma de resistencia y autorganización, aparece en el seno del feminismo radical el feminismo lésbico o movimiento lesbiano con figuras como Monique Wittig.

Tercera Ola

Desde la década de los 90 hasta nuestros días se da un efecto llamativo en el movimiento feminista. Comienza esta ola con una desaceleración de las acciones políticas necesarias para la liberación de las mujeres, que consideramos un fenómeno que no puede aislarse de la gran derrota del socialismo. Sin embargo, se asiste a un crecimiento vertiginoso de aportes feministas de distintas vertientes y ahondando en una cuestión fundamental: el sujeto político del feminismo.
Este debate surge como una respuesta a los fallos percibidos durante la segunda ola, la toma de conciencia de que no existe un único modelo de mujer, sino que somos un grupo heterogéneo formado por mujeres diversas determinadas por cuestiones sociales, raciales, genitales, de orientación sexual o discapacidad. Todas estas cuestiones teóricas crean un feminismo multidisciplinar que si bien parte de una raíz común (la idea del patriarcado y/o la lucha de clases), difieren en cuestiones de abordaje y de las problemáticas que sufre cada tipo de mujer. Esta ola se considera la más prolífica en materia divulgativa y de análisis, que maman todos de » El Segundo Sexo» de Simone de Beauvoir, ya sea para rebatir este texto o para reafirmarlo. Sin embargo, muchos de los análisis más adelante han sido desmentidos y/o puestos como escasos por las mismas analistas de esta ola. Incorpora además múltiples corrientes del feminismo teniendo componentes de la teoría queer, del anti racismo, teoría post colonial, ecofeminismo, transfeminismo, o la visión positiva de la sexualidad, entre otros.
Algunos acontecimientos marcaron el comienzo de esta corriente, como por ejemplo el caso de Anita Hill, una mujer negra que denunció por acoso sexual a Clarence Thomas, nominado para el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Thomas negó las acusaciones y tras extensas deliberaciones, el Senado votó 52 a 48 a favor del presunto abusador.
Como respuesta a este caso, Rebecca Walker publicó un artículo titulado «Becoming the Third Wave» (Convertirse en la tercera ola) en el cual declaró: «I am not a post-feminism feminist. I am the third-wave» (no soy una post-feminista, soy la tercera ola).

Otro hito en la historia de la tercera ola son los debates llamados «Guerras feministas por el sexo», que en muchas ocasiones se utilizan para marcar el paso de la segunda a la tercera ola. Surgen a finales de los 80, desde la revolución sexual y los descubrimientos diversos sobre la identidad, la sexualidad, la redefinición del placer, etc. y constituyeron una serie de encendidos debates en torno a las posturas ante el sexo, la prostitución, el sadomasoquismo y la transgeneridad que enfrentaron al movimiento feminista con la comunidad feminista lésbica, a regulacionistas de la prostitución o pornografía con las abolicionistas, a aquellas feministas trans excluyentes con aquellas trans inclusivas, etc.

Resulta difícil poder elegir solo unos pocos textos a destacar, porque son muchas las grandes figuras que han protagonizado los últimos años con análisis que han cambiado por completo la percepción del mundo que nos rodea y de nuestra propia opresión. Sin embargo, debemos destacar algunas aportaciones que, desde nuestra subjetiva opinión, nos parecen más importantes.

Feminismo Interseccional y Rebecca Walker.

Rebecca Walker

Ya hemos mencionado más arriba a la autora Rebecca Walker, feminista afroamericana de gran importancia en el feminismo negro. Fue la primera en utilizar el término «Feminismo Interseccional», que es aquel feminismo que aúna la cuestión de género con la de raza. Aunque más adelante se ha utilizado como un término paraguas que describe aquel feminismo que tiene en cuenta las problemáticas de todos los tipos de mujeres, aunando en la lucha feminista otras luchas interrelacionadas.

Es autora de numerosos artículos en diferentes revistas, ha aparecido en programas de la CNN y de la MTV, y se ha hablado de ella en periódicos y revistas. Ha recibido multitud de distinciones por su trabajo, entre ellas, el Women of Distinction Award, el National Association of University Women, el Feminist of the Year, el premio de la Fund for the Feminist Majority, el Paz y Justicia, el premio de la Vanguard Foundation, el Intrepid Award, el National Organization for Women, el Champion of Choice, el premio de la California Abortion Rights Action League y el Women Who Could Be President Award de la League of Women Voters.

La revista Time la designó como una de las cincuenta líderes más influyentes de los Estados Unidos de América.
De esta autora podemos destacar toda su obra al completo, para poder comprender la importancia del componente de raza en el feminismo:

  • To Be Real: Telling the Truth and Changing the Face of Feminism. (ed.) Nueva York, (1995).
  • Black, White and Jewish: Autobiography of a Shifting Self. (2000).
  • What Makes A Man: 22 Writers Imagine The Future. (ed.) (2004).
  • Baby Love: Choosing Motherhood After a Lifetime of Ambivalence. (2007).
  • Adé: A Love Story. (2013).

Transfeminismo y Julia Serano.

Julia Serrano

Una de las voces tal vez más silenciadas pero a la vez más interesantes en el feminismo contemporáneo, es la voz de la maravillosa Julia Serano, la cual se define a si misma de la siguiente forma:

Autora de los libros Whipping Girl, Excluded, Outspoken que han marcado un antes y un después en la vida de muchísimas mujeres trans.

Además, a partir de sus reflexiones sobre el género, Julia ha sido invitada a hablar sobre el tema transgénero y mujeres trans en numerosas universidades, generalmente en el marco de conferencias sobre tópicos tales como queer, feminismo, psicología, y filosofía. Sus textos han sido utilizados como material didáctico en estudios de género en Estados Unidos y ha acuñado diversos términos que se utilizan en cursos sobre estudios de género tales como cisgénero y transmisoginia, entre otros.

Julia Serano no solo es una increíble teórica transfeminista, si no que además rompe con la falacia de que quien defiende a las personas trans no sabe de biología: es también bióloga y trabaja como investigadora en la Universidad de California en Berkeley en el campo de la biología evolutiva. Obtuvo su doctorado en bioquímica y biofísica molecular en la Universidad de Columbia

Feminismo Discapacitado y Jenny Morris.

Jenny Morris

Las mujeres discapacitadas somos unas de las más ignoradas en el feminismo, pues nuestros aportes y nuestra teoría pocas veces llega a ver la luz o a hacerse notar entre el resto del feminismo. Sin embargo, una de las más destacadas activistas del feminismo discapacitado es Jenny Morris, estadounidense y autora de uno de los ensayos más relevantes en cuanto a Feminismo Discapacitado: «Encuentros con Desconocidas: Feminismo y Discapacidad.» un maravilloso libro escrito desde la perspectiva de más de un centenar de mujeres discapacitadas y de diversos orígenes culturales, que visibiliza la violencia ignorada que sufren las mujeres discapacitadas. Este libro no solo es un imprescindible de cara a la teoría feminista actual, si no también para aquellas mujeres que nunca se han visto realmente representadas en el feminismo porque éste ignoraba sus problemáticas como mujer discapacitada: como el capacitismo, el capacitismo gestacional, la violencia machista tanto familiar como institucional, la figura de los menores «cuidadores», la problemática de la salud mental y de la medicina en su conjunto, etc.

Resulta imprescindible hablar de las vivencias de las mujeres discapacitadas, de su vida desde sus cuerpos y sus vivencias. No basta con un análisis de datos que ignoren de dónde salen, es necesario ser consciente de la violencia a la que se enfrentan estas mujeres.

Feminismo Islámico y Raheel Raza.

Raheel Raza

Desde Occidente existe una incipiente islamofobia que hace que el feminismo de aquellas mujeres islámicas sea ignorado en muchísimos casos o, al menos, pasado por alto de cara a las reivindicaciones más importantes. La principal cuestión que trata esta autora es el tema de la Ablación Genital en menores, en un documental muy duro del que ya hemos hablado en este artículo.

Raheel Raza es miembro de la junta y directora de asuntos interreligiosos del Congreso Musulmán Canadiense, fundó y actualmente es presidenta del Forum for Learning, un grupo de discusión interreligioso y en 2006, el Comité nacional musulmán de enlace cristiano la honró por promover el diálogo entre musulmanes y cristianos a raíz de la controversia del Papa Benedicto XVI.

Es escritora independiente y en 2000, recibió un premio del Canadian Ethnic Journalists and Writers Club. Ha escrito para The Globe and MailToronto StarKhaleej TimesGulf NewsFrontPage Magazine y The Commentator. También ha dado conferencias en la Universidad de York sobre la representación de los musulmanes en los medios. Además de ser autora de una de las colecciones de columnas más importantes para comprender el tema del Feminismo Islámico: Their Jihad, Not My Jihaduna mujer musulmana canadiense habla, también es poeta y dramaturga. Además de estos títulos también recomendamos:

  • ¿Cómo es posible ser un musulmán antiterrorista?, Raheel Raza, (2011) ISBN 1-4609-2279-4
  • ¿Cómo es posible ser un musulmán feminista?, Raheel Raza, (2014) ISBN 0981943721

Conclusiones.

Si bien existe un grupo de feministas que cree encontrarse en la Cuarta Ola (e incluso en una Quinta, dependiendo de las autoras que consultes), es muy importante destacar que para que eso ocurra debemos primero conseguir la mayoría de exigencias de la tercera ola, como por ejemplo la aceptación de la heterogeneidad de la etiqueta de «mujer», el aborto legal en todas las partes del mundo, la necesidad de dar altavoz a los discursos más invisibilizados, las contradicciones del sexo y la sexualidad femeninas, etc. Para poder hablar de un cambio real de ola, es imprescindible ser consciente de haber conseguido alcanzar aquellas metas que nuestras predecesoras y compañeras más mayores se pusieron.

Imagen de un foro antifeminista bastante conocido (al que no vamos a dar publicidad) sobre las «diferencias» entre el feminismo actual y el de antes.

Por todo ello, no consideramos que nos encontremos en una nueva Ola, porque aún no hemos alcanzado todas esas metas. Sin embargo, es la historia y la perspectiva temporal la que nos dará la razón o no respecto a esto. Pero consideramos que cuando se habla de feminismo «postmoderno» se ignoran todas las cosas que hemos conseguido hasta el día de hoy, y resulta destacable ver cómo nos juzgan exactamente igual que han juzgado décadas atrás a otras compañeras.

Solo nos queda cerrar este artículo histórico con un apunte imprescindible: El feminismo solo avanzará el día que se escuchen nuestras voces como grupo e individuales como mujeres racializadas, discapacitadas, trans, lesbianas, bisexuales, obreras etc.

Bibliografía

Hablan las mujeres trans: «Excluir del feminismo a otras compañeras es lo más antifeminista que hay
Segunda Ola
Historia del Feminismo
Biografías y Vidas
Teresa Bambú: El feminismo radical, un gran incomprendido.
-Celia Amorós y Ana de Miguel: «Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización» 3 Volúmenes Minerva Ediciones, ISBN 8488123531
-Bauzá Santiago, Nydia (1986). El Feminismo y el Tacón de la Chancleta. Thesis (M.A.), Universidad de Puerto Rico.
-Simone de Beauvoir (2005, edición original 1949). El segundo sexo. Ediciones Cátedra. ISBN 84-376-2233-6.
-Alessandra Bocchetti, (1996). Lo que quiere una mujer. Ediciones Cátedra. ISBN 84-376-1471-6.
-Rosa Cobo Bedía, «Aproximaciones a la Teoría Crítica Feminista»CLADEM. -Fraisse, Geneviève (1991). Musa de la Razón. España: Ediciones Cátedra. ISBN 9788437610610
-Janne Haaland Matláry (2002). El tiempo de las mujeres, notas para un nuevo feminismo. Ediciones Rialp. ISBN 978-84-321-3320-6.
-Librería de las Mujeres de Milán (1991). No creas tener derechos. Horas y Horas. ISBN 84-87715-07-9.
-Martha Riofrío Bueno: Revolución y feminismo latinoamericano (1999), Editorial Mayab. id ISBN 978-84-7490-946-3
-Ana Irma Rivera Lassén, (2001). Documentos del feminismo en Puerto Rico: facsímiles de la historia. Editorial de la Universidad de Puerto Rico. ISBN 0-8477-0105-0.
-Gloria Solé Romeo: Historia del feminismo (siglos XIX y XX), 1995, ISBN 978-84-313-1358-6
-Amelia Valcárcel, «Feminismo en un mundo global» (2008) Ediciones Cátedra. Colección Feminismos ISBN 9788437625188
-Nuria Varela (2005). Feminismo para principiantes. Ediciones B. ISBN 84-666-2062-1.
-Virginia Woolf (1999, edición original 1938). Tres guineas. Lumen. ISBN 84-264-4954-9.-

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