El día 21 de Marzo se conmemora el Día internacional contra la discriminación Racial, es por ello que desde Rebelión Feminista creemos necesario hablar de una de las discriminaciones más visuales que sufrimos la comunidad racializada: Aquella que se ejerce desde la industria. Vivimos en una sociedad donde la mayoría de productos están destinados a la población blanca, sin embargo, en un país como Estados Unidos, solo el 66% de la población es blanca.
Y por supuesto que las empresas quieren lucrarse a costa de la diversidad (y muchas lo hacen, añadiendo productos especializados para determinadas comunidades), pero la realidad es que esos productos siempre son más caros, solo existen en marcas más conocidas y además no están al alcance de todo el mundo. Parece extraño pensar que el capitalismo va a ignorar a ese 34% de la población que podría consumir sus productos si le sirvieran, pero es que para el capitalismo la comunidad racializada no es válida para consumir, solo para producir bajo condiciones económicas nefastas. De esta manera, se controla lo que esta comunidad consume y se la mantiene relegada a una esfera social concreta, incentivando los roles de poder por el racismo institucional.
Estética y Raza.
Según los cálculos de los portales especializados Jezebel.com y The Fashion Spot, casi el 80% de las modelos que desfilaron en la Semana de la Moda de Nueva York para la temporada Otoño Invierno 2014-2015 eran blancas, y así ha sido durante las últimas seis temporadas.

Esto también se ve reflejado en la industria cosmética, obviamente si no hay referente negras en la moda, esta industria tampoco se va a preocupar por crear productos adecuados a la piel oscura. Debido a esta problemática las mujeres negras están expuestas a mayores niveles de toxinas, porque tienen mezclar y usar mucha más cantidad de maquillaje para alcanzar el tono deseado.
La modelo británica Leomie Anderson, una habitual de los desfiles de Victoria’s Secret, puso el grito en el cielo con este tuit: «Hoy un maquillador profesional ha tenido que mezclar una base de maquillaje marrón con mil más porque la industria cosmética no registra mi piel. ¿Tienes una base acorde a mi tono o…?», le preguntó al estilista. Según Anderson, la industria cosmética debería ser «más competente en términos de diversidad racial».
Resulta evidente que las marcas de cosmética tienen una gran variedad para tonos de piel claras, pero no la misma variedad para aquellas personas con tonos oscuros. Como ya hemos explicado en un inicio, esto no ocurre porque la industria vaya a perder dinero porque haga estos tonos, ocurre porque para el capitalismo las personas racializadas no son válidas para consumir sus productos. Aunque cada vez marcas más asequibles y conocidas hacen maquillaje para cualquier tono y variedad de piel, aún nos seguimos encontrando esta problemática, al igual que ocurre con las personas gordas y las tallas en las tiendas más conocidas.

Una de las prácticas más destacables de racismo, es el hecho de que varias marcas editan las imágenes para que sus modelos parezcan más blancas, lo que se denomina whitewashing. Como en el caso de Beyoncé en el anuncio para L’Oreal de 2008, donde la cantante tuvo que firmar con la marca un contrato en el que promete que no hará cambios radicales a su apariencia. Después de todo, L’Oreal la quiere exactamente como la contrató, pero parece ser que aclarar su piel hasta la saciedad, no es cambiarla.

Blanqueadores y alisados químicos
A pesar de lo que muchos dicen, que las personas negras se alisen el pelo no implica que haya un «racismo inverso», las personas negras no se alisan el pelo por gusto, no pasan horas quemando su pelo con planchas o intoxicándose con alisados químicos para gustarse a sí mismas.
Lo hacen debido a todo el estigma que existe alrededor del pelo afro y la piel oscura, ya que las personas racializadas casi siempre suelen sentir racismo interiorizado. Sienten incluso vergüenza corporal e insatisfacción por su tono de piel y buscan parecerse a lo que está socialmente aceptado. Para ello, utilizan todo tipo de productos (incluso aquellos que resultan dañinos para su salud), para parecerse al modelo colonial de mujer perfecta. Así, la industria cosmética se lucra de este racismo, lo que les mueve a perpetuarlo no creando los productos adecuados.
En Estados Unidos, este tipo de productos no pasan por un control de calidad, por lo que el riesgo de consumir productos tóxicos en gran cantidad es más elevado. El NIH, instituto nacional del cancer en E.E.U.U, ha advertido que el Formaldehído liberado durante algunos tratamientos capilares es una amenaza potencial para la salud, y este componente es un común denominador entre las marcas más comercializadas. Lo mismo pasa con los blanqueadores de piel, muchos de ellos llevan mercurio y la debilitan, incluso oscureciendola a veces.

Industria musical
Dentro de todas las industrias existen prejuicios que conllevan a la exclusión de las personas racializadas, y la industria musical no es la excepción. Por lo general, si la gente ve a un negro con sudadera y capucha, piensa que es un rapero. Y si ve a un mexicano con guitarra deduce rápidamente que el estilo de música que va a tocar es mariachi. Este tipo de música siempre se a asociado a un estilo poco serio, estilo que casi nunca se ve en grandes cadenas o galas musicales, lo podemos ver reflejado en unas gráficas publicadas por Vocativ, en las cuales se ve cómo, a pesar de que la comunidad de artistas es cada vez menos blanca, la cantidad de premiados blancos vuelve a ascender de forma alarmante.


Conclusión
Los datos hablan por sí solos, debemos ser conscientes de que vivimos en una sociedad capitalista y racista que se alimenta de los propios prejuicios que crea para perpetuarse. La industria capitalista es la forma más poderosa que tienen de recluirnos en estratos sociales en torno a nuestra raza, nuestro género, nuestra sexualidad, nuestra discapacidad, etc. La industria se vale de no dar más opciones a la comunidad racializada, para que ésta se vea empujada a encajar como pueda en los modelos de blanquitud que el sistema nos marca para no ser tachadas de ladronas, delincuentes, etc. Y no podremos ser iguales hasta que estos prejuicios, con el sistema capitalista, desaparezcan.
Nadie en una condición de voluntariedad, elegiría poner en riesgo su salud para encajar en los cánones de belleza, detrás de esa «elección» hay años de adoctrinamiento y agresiones racistas que van minando nuestra autoestima hasta que creemos de verdad que no valemos nada si no nos adaptamos a lo que la sociedad quiere. Es por ello que, en el día contra la Discriminación Racial, os animamos a analizar el por qué real de que exista esa discriminación. El por qué de que aún hoy existan mercados de esclavos en Libia o que el 70% de las mujeres prostituidas en nuestro país, sean migrantes.