El feminismo radical hereda los aportes de Simone de Beauvoir. Con representantes como Kate Millet y Sulamith Firestone a las que se unirían muchas más, sitúa como raíz de todas las opresiones el sistema sexo-género, construido para explotar la reproducción y la sexualidad de la mujer. Es esta explotación reproductiva el pilar del capitalismo.
El Feminismo Radical o #RadFem es una corriente dentro del feminismo que analiza la socialización y la educación como herramientas del opresor.
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Así, se trata de un feminismo que analiza la socialización y la educación como herramientas del opresor para mantener sumisas a las mujeres. La sexualidad es un aspecto clave a este respecto, por lo que se trata de un feminismo crítico con la pornografía, el BDSM y la prostitución, considerando a esta última como una forma de violencia de género al igual que la gestación subrogada. Desde el feminismo radical se han analizado asimismo aspectos como la heterosexualidad obligatoria y la categoría sexo como construccion social
El feminismo radical ha sido erróneamente asociado a la transfobia, debido a que las llamadas TERF (feministas radicales trans excluyentes) se han abanderado de estos análisis para marginar y violentar a las mujeres trans. Sin embargo, tal y como explicamos en este artículo, las radicales clásicas siempre se mostraron amigables e inclusivas con las personas trans.