Desde el principio de la literatura conocida hemos visto representada la maldad. Pero es curioso fijarse que este rasgo de la personalidad no es igualmente representado en hombres y mujeres; desde «la primera mujer» de la Biblia se nos presenta como el mal por interés, por venganza o por capricho. Pocas veces se nos presenta como villanas completas con trasfondo e historia, pocas veces se habla de villanas que sean fuertes e independientes sin sexualizarlas o reducirlas a una caricatura superficial que ve a otras mujeres como enemigas. Pasa a menudo desapercibido, sin embargo, que muchas de las Villanas (incluso aquellas dirigidas a la infancia) representan roles asociados a la sensualidad o la seducción, lo que conlleva que se las pinte como «Femmes Fatales». Este es uno de los principales motivos por los cuales no se nos toma enserio, no se ve relacionado a nuestra figura como mujeres la maldad o la violencia.
Desde la Primera Mujer.
La historia de las mujeres desde la perspectiva religiosa era de un empoderamiento más o menos igualitario con los dioses masculinos hasta la llegada de la Biblia y sus religiones (cristianismo, judaísmo, etc), que se encargaron de representar a la mujer como la causante de la desgracia de toda la humanidad. Es curioso ver la diferencia entre las Diosas griegas o romanas, o las Diosas egipcias; respecto a lo que la religión monoteísta hizo con las mujeres: pasamos a ser el complemento del hombre, que quedó como protagonista, y en muchos textos se nos representó como una amenaza por nuestra feminidad (la impuesta por los roles de género, que tanto beneficiaban al patriarcado y al sistema de clases). La óptica comienza a entreverse en el antiguo testamento, cuando muy convenientemente, pintan a Lilith (La primera esposa de Adán) de malvada.
“Dios creó a Lilith, la primera mujer, como había creado a Adán, salvo que utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro.»
Robert Graves en el texto «Alfabeto de Ben Sirá», midrash del siglo X
Suponemos que os preguntaréis cuál es el delito de Lilith para ser tachada como la mala de la historia y casi borrada del Génesis, pues bien, su delito fue no querer acostarse con Adán.

«¿Por qué he de recostarme debajo de tí? – preguntaba – Yo también fui hecha de polvo y, por consiguiente, soy tu igual.»Como Adán permanece intransigente, Lilith invoca el nombre de Dios, quien le da alas.
Yalqut Reubeni
El delito de la primera mujer fue no someterse, no permitir el mandato de los hombres y proteger su decisión de no acostarse con quien no deseaba hacerlo. Sin embargo se la pinta como la mala por no someterse y se la confina a ser la madre de todos los demonios. Algunos mitos incluso relacionan el surgir de la menstruación con un castigo a Lilith porque, ante las continúas amenazas de que volviera al lado de Adán, comienza a asesinar a todos los hijos e hijas de éste, por lo que se le castiga a perder esa misma cantidad de sangre cada mes. Otros textos relacionan esto como el castigo a Eva, por lo que es habitual que se las confunda.
Eva y la Manzana.
Pero Lilith no es la única mujer que no sale bien parada en la biblia. En este texto mitológico se nos pinta de tres formas: sumisas, rameras o malas. Las mujeres que se reflejan en la biblia, lo hacen como un ejemplo de lo que no hay que ser la mayoría de veces, y en el resto como el rol sumiso y servicial que, según el sistema, debemos acatar.
De esta forma, Eva, tiene una historia similar a la de Lilith pero cambiando algunas cosas: Tras comprobar que Lilith al ser creada en igualdad de condiciones con Adán, no era sumisa al hombre, se creó a Eva de la costilla para que así estuviera subordinada al hombre por toda la eternidad. (Que bonita les quedó la misoginia y la descripción del sistema patriarcal, ya que no nacemos en igualdad de condiciones.)

En Eva se presenta un atributo asociado a la humanidad constantemente: la curiosidad peligrosa que nos aleja del sendero correcto, como ya se había presentado en la mitología griega con el mito de Pandora, curiosamente también representado por una mujer y que desencadena todos los males del mundo. Con Eva pasa similar, se la presenta como un complemento de Adán, y luego este complemento desencadena una respuesta que aleja a la humanidad del Edén, ya que muerde la manzana prohibida por Dios y es expulsada del paraíso. En la religión predominante es curioso observar que somos nosotras las que traemos a la humanidad la maldad, pero siempre por habernos negado a ser sumisas y obedecer los mandatos de los hombres. En la religión se nos inculca que es malo no ser sumisas, que es malo ser independientes y tomar nuestras propias decisiones.
Villanas Disney
A día de hoy la religión está un poco menos estandarizada y nuestra educación ya no se basa tanto en las Sagradas Escrituras como la que recibieron nuestras madres o abuelas, sin embargo eso no nos hace librarnos de las mismas problemática. Se nos sigue colando roles de género y modelos de conducta en nuestra educación a través de otras formas, la más habitual a través de las películas y series infantiles. Y por supuesto es necesario hablar de las películas más famosas que todas hemos visto y que son parte de nuestra infancia, las películas de las Princesas Disney.

En estas películas, la mala casi siempre es una mujer, que compite con la protagonista que es la encarnación de todos los atributos femeninos «correctos» y se enseña que si sigues esos roles, las cosas te irán bien porque eres una Buena Mujer. Y cuando la mujer no es la mala, la justificación de la maldad del hombre, es que una mujer les ha rechazado o les ha hecho daño.

«Nosotras buscamos escenarios explícitos, desde el nacimiento hacia la adolescencia, la madurez y la vejez; y después nos morimos. En el proceso de asimilación de los roles de género, como consecuencia directa de ello, cometemos homicidios, suicidios y genocidios. La muerte es nuestro único remedio.
Andrea Dworkin, «Woman Hating» de 1974.
Figura de La Madrastra.
Casi todas las princesas Disney tienen un serio problema con sus madrastras: unas quieren que desaparezcan, otras quieren su corazón en una caja y otras explotan a sus hijastras como limpiadoras hasta que aparece el príncipe al rescate. Este tipo de villana se presenta como una mujer egoísta y celosa, que quiere todo lo que tiene la princesa de nuestro cuento, mientras hace sufrir a esta princesa para que se lo dé.
Aquí la maldad femenina adquiere un nuevo significado que no tenía durante las representaciones anteriores, el de la competitividad entre mujeres por la atención masculina.

Además es que se romantiza terriblemente la situación de indefensión de las princesas y ciertos rasgos tóxicos de sus propias historias, resulta problemático decirle a las niñas por ejemplo que un tipo te bese mientras duermes es para rescatarte de un hechizo, en lugar de reflejar que el consentimiento debe ser completamente consciente y no viciado.
Sin embargo, por fin están sacando algunas remasterizaciones de las películas Disney, donde se ve el análisis de sus historias de otra forma, creando por fin villanas más completas aunque ahora sexualizadas como en el caso de las villanas de los cómics.
Villanas Disney y la LGTBfobia
Otro de los rasgos característicos de los villanos y villanas de Disney, es que muchos de ellos engloban características asignadas al colectivo LGTB, lo que hace que las niñas y los niños asignen esos comportamientos como algo malvado.
Uno de estos ejemplos es el personaje de Úrsula, la supuesta villana de «La Sirenita». Este personaje, primero que es una figura innovadora del mundo Disney, porque rompe por completo con los cánones de belleza, está inspirada en una Drag Queen llamado Divine. Lo que conlleva que los más pequeños asignen la figura de las Drag como algo dañino, y con ello todo lo LGTB o la feminidad en los hombres. Esto se llama Queer Coding, que consiste en darle a un personaje una serie de características dentro de unos estereotipos que se solían asociar a la comunidad LGTB, pero en el caso de Disney solo lo ponía en práctica para villanas y villanos, asociando estas características como algo malvado. (Scar, Jafar, Hades, Úrsula…)

Además que Úrsula se la pinta como la mala de nuevo injustamente, es expulsada del castillo tras la muerte de su padre, a pesar de ser hermana de Tritón; y en lugar de matarlos a todos con su poder, se dedicaba a ayudar a aquellas personas que se lo pedían a cambio de un módico precio. Vamos, se nos está pintando la independencia económica como algo malo de forma indirecta, pocas o ninguna princesa disney tienen un trabajo que las mantenga sin necesidad de ningún hombre.
Hipersexualización de otras Villanas.
Fuera de las Villanas clásicas de Disney, nos encontramos otras muchas villanas en la cultura popular, en series, en películas, en libros, en cómics… Y el rasgo más característico de la gran mayoría de villanas, es la tendencia a estar tan hipersexualizadas como sus contrincantes.
Creando en las villanas de los cómics fantasías para los más jóvenes que de nuevo relegan la maldad a una característica propia de los ellos que, en nosotras, no puede tomarse en serio.

Pero lo más curioso es que esta hipersexualización también está presente en villanas dirigidas a público mucho más infantil: Las Trix de la serie Winx Club, Shego de Kim Possible, Vanessa Doofenshmirtz de Phineas y Ferb, Jessie del Team Rocket en Pokemón, etc. No es que hablemos de que la hipersexualización va dirigida a un público adulto que puede llegar a comprender el motivo de esa hipersexualización, es que se ve incluso en aquellas series dirigidas a un público mucho más infantil.
¿Seguro que son Malas?
Por último nos encontramos un grupos de «villanas» que no son realmente malas en sí mismas, si no que se las pinta como malas al ir en contra de los deseos del protagonista de la serie o película. Hablamos de personajes femeninos muy fuertes que además tienen las características necesarias para ser las protagonistas de la historia, pero que como no son lo que se espera de ellas, son relegadas al papel de villanas.
De este tema se hizo un hilo en la plataforma Twitter al rededor del personaje de Sharpay, de la película High School Musical. El motivo de pintar a Sharpay como la mala, no es que quiera hacer el mal por el mal, si no que quiere hacer justicia. Ella es una artista experimentada, la cual lleva muchos años formándose, mientras que los protagonistas de la serie no tienen ninguna experiencia ni formación. Además, la pareja llega tarde a su audición, y Troy solamente le sigue la corriente porque quiere enrollarse con Gabriella. A pesar de que destruyen sus sueños, Sharpay decide ser una persona legal y le dice a Gabriella «mucha mierda» (y Gabriella no tiene ni idea de lo que significa).
Todo esto nos lanza el siguiente mensaje: «Si eres una persona popular y haces de todo serás fantástica, pero si dedicas toda tu vida a algo serás vista como una villana y serás la mala de la película por tu ambición».
Y es que esto no termina con Sharpay, ojalá, en la serie «Kuzko, un emperador en el cole» pasa exactamente lo mismo: Una persona completamente válida, con toda la formación para triunfar, etc; es sometida a los deseos de un tipo que el único mérito que ha hecho es nacer y que le quita el trono a pesar de ser un auténtico inútil.

Conclusiones
Es necesario empoderar los medios digitales para que muestren figuras femeninas poderosas, pero no solo en las buenas o en las protagonistas, si no también necesitamos villanas fabulosas que cambien la perspectiva que tenemos del mundo desde su propia maldad. Como ya señalaba la autora Celia Amorós, las mujeres debemos tener derecho a la maldad y no solo ser validadas como seres humanos o como mujeres en relación a las características de bondad y maternidad asociadas a nosotras.
Para hablar de personajes potentes que han supuesto un ejemplo de villanas que merecen la pena, debemos adentrarnos en literatura o ficción muchas veces con perspectiva feminista o por lo menos comprometida con la diversidad, quizá un ejemplo de unas «villanas» que no son patriarcales sean Las Diamantes de la serie «Steven Universe», las cuales no es que realmente sean villanas en sí mismas, pero hacen ese papel.

Otra villana que destacamos es Missy de la serie «Doctor Who» que es una villana maravillosa, aunque al final resulta que no es tan mala. Ella sería englobada más bien en la categoría de villlana en cuanto a que busca su propio beneficio y quiere destruir el mundo solo por venganza, pero su inteligencia y sus formas es lo más interesante: Ella sola crea toda una especie de cyborg que casi destruyen a la humanidad varias veces, los Cybermen. Además de que tiene una personalidad potente y llamativa a la par que extravagante, está orgullosa de lo que es y lucha por sus intereses, además que no cumple con los cánones de belleza, ya que es una señora mayor.

La representación debe ser completa, debe haber superheroínas y villanas que nos representen de formas diversas y completas. Necesitamos que las características asociadas a las mujeres dejen de ser las que clásicamente se designaban con los roles patriarcales en torno a la feminidad, somos mujeres y somos personas; por lo que también podemos ser unas villanas fabulosas que den fuerza a las series, libros o películas y que hagan sufrir verdaderamente a los protagonistas de las historias a la par que a sus fans.