Mucho se está hablando estos últimos días del polémico anuncio que ha publicado la marca Gillete el pasado martes 15 de enero, se tratan diversas problemáticas como el machismo implícito en nuestra sociedad y el bulling. Muchas son las opiniones respecto al mensaje que quiere darnos el corto, muchas están a favor y muchos en contra, pero casi nadie habla de como la marca aprovecha el tirón feminista para hacer purplewashing.
El anuncio empieza enseñándonos varios hombres mirándose al espejo y preguntándose «¿Es esto lo mejor que un hombre puede conseguir?», luego a lo largo del corto nos expone diferentes situaciones en las cuales vemos masculinidades tóxicas y más comunes que existen en nuestro día a día, como por ejemplo decir que las peleas entre niños son «cosas de críos» o el típico catcalling.

Últimamente muchas marcas se suman al movimiento feminista, a pesar de que no podemos hablar de feminismo sin tener conciencia de clase. Esta marca es una de las muchas que se lucran de la tasa rosa, fenómeno que el feminismo ha visibilizado y cada vez más mujeres se están negado a pagar más por el mismo producto. Sin embargo, les ha faltado tiempo para sumarse al carro del grito feminista más liberal y reaccionario, con este corto. Lo que pretenden es crear una sensación de falsos amigos cuando siguen lucrándose a costa de las necesidades (impuestas por el propio machismo) que tienen las mujeres. Esta marca en concreto tiene una categoría entera dedicada al consumo «femenino» sin haber ninguna necesidad de hacer esa diferenciación. Con esto intentan conseguir que, las mujeres que han dejado de comprar su marca, lo vuelvan a hacer; ya que por desgracia somos las que hacemos la compra en nuestros hogares.
Por otra parte, ha habido una gran horda de hombres ofendidos, he incluso algunos colectivos piden a la marca que retiren el anuncio y pidan disculpas públicamente, argumentando que, en el corto, se tacha de maltratadores a todos los hombres. Cuando cualquiera que haya podido ver el propio corto, sabe que de lo que hablan es precisamente de lo naturalizado y normalizado que tenemos ciertos comportamientos que son machistas e, incluso, violentos con las mujeres y las niñas.

La realidad es que sí existe un sesgo de género respecto a la violencia, y es que precisamente lo primero que enseñamos a nuestros niños es a ser rudos y brutos sin sentimientos. Esta socialización dañina es una de las primeras y más básicas causas de los índices de violencia masculina, ya que corresponden a un 95% de los asesinos en todo el mundo, son hombres, de acuerdo con el más reciente estudio mundial sobre el homicidio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en 2014. Y el 30% de los hombres en España violaría, si estuvieran seguros de que su acción no iba a tener consecuencias penales. Y además, para completar los datos del estudio, ninguno de los hombres encuestados presentaba problemas mentales ni había agredido sexualmente a mujeres en el pasado.
Conclusiones
Parece que, a pesar de ya está mas que sabido que vivimos en una sociedad machista y que los datos hablan por si solos, hay personas que todavía se molestan al escuchar la verdad y que jamás la aceptarán tal como es.
Obviamente no se habla de que todos los hombres son maltratadores, violadores, asesinos, etc. Se habla de que detrás de aquellos que lo son, existe todo un entramado de conductas y cultura patriarcal que respalda y educa a los hombres para comportarse de cierta manera.
No podemos finalizar este artículo sin dejar claro que, lejos de lo que la caverna quiera vender, este anuncio de Gillette no es un anuncio feminista, pues lo único que ha hecho la empresa es aprovechar el tirón publicitario que ofrece un movimiento que se encuentra en un `punto muy favorable, para ganar ventas en aquellas mujeres que siguen relegadas a los trabajos de cuidados y que, cada día, hacen la compra guiándose de la simpatía que puedan provocarles los anunciantes de los diferentes productos. No pretendemos con este artículo dar pie a que se diga que Gillette o sus marcas asociadas o cualquier marca al final, es super feminista por apropiarse de nuestra lucha con clara intención de marketing.
El Feminismo solo puede ser anticapitalista, cualquier feminismo que esté al servicio del capital, resulta insuficiente y no libera a los sectores más precarizados de las mujeres.
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