Khadija: Secuestrada, violada y torturada.

La noticia ha salido el 21 de Agosto y como de costumbre hay un silencio cómplice que ha preferido centrarse en otras cosas, más que en un caso en el que una chica de 17 años ha sido secuestrada por al menos 13  hombres, violada repetidas veces, torturada y tatuada todo el cuerpo en contra de su voluntad.

Khadija Okkarou, es el nombre de esta muchacha que a día de hoy tiene aún el cuerpo marcado por un grupo de hombres que la retuvieron durante casi dos meses, ha provocado una gran movilización en las redes sociales de Marruecos y una petición para que el Gobierno del rey Mohamed VI ayude médica y psicológicamente a la menor. La pasada semana se hizo viral el vídeo donde ella misma denuncia que tras ser abusada sexualmente por más de diez hombres, estos le marcaban el cuerpo con quemaduras de cigarros y tatuajes, muchos de ellos insultos hacia la propia víctima. Ella cuenta que llegó un momento donde incluso la vendían a otros hombres que querían violarla.

«Un chico me violó primero. Luego, los demás, uno a uno. Mi vida está destrozada, no puedo ni salir a la calle, me sentí totalmente ultrajada»

Dijo Khadija en el vídeo. 

En una entrevista con el canal marroquí ChoufTv, Khadija relata que se encontraba de vacaciones en casa de su tía. En el momento del secuestro estaba hablando con su prima en el portal. Cuando ésta tuvo que entrar a la casa y Khadija quedó sola fue cuando los delincuentes irrumpieron, la amenazaron a golpe de cuchillo y la secuestraron. Sus atacantes, a los que ella no conocía, la llevaron a un terreno abandonado donde la violaron. Por si no fuese poco, la encerraron durante dos meses en una casa, donde la vendieron a otros hombres para que la violaran también.

«Traté de escapar varias veces, pero siempre me atrapaban y me golpeaban. Me torturaron, no me dieron ni comida ni bebida, y ni siquiera tenía derecho a tomar una ducha. Lloraba sin parar»

Recuerda Khadija.

La joven pide justicia y que paguen por lo que le hicieron. En la entrevista asegura, con la voz entrecortada, que le hicieron sufrir muchísmo y que es un grupo criminal muy peligroso. Muestra a las cámaras su cuerpo con las marcas de quemaduras de cigarrillos y los tatuajes en los brazos, manos, piernas y cuello. Khadija proviene de una familia modesta de tres hermanos y vive en la aldea de Oulad Ayad, cerca de la ciudad de Fqih Ben Salah. El padre de la joven, Mohamed A, que habló con alaw9at.com, ha asegurado que no se puede imaginar lo que su hija Khadija sufrió a manos de esa banda de delincuentes. La familia, que había enviado a su hija para pasar una semana con su tía, quedó horrorizada cuando vio el estado final al que había llegado.

Gracias a la gran movilización que ha generado en Marruecos este suceso, un centro de dermopigmentación de Casablanca se va a encargar de eliminar los tatuajes de Khadija gratuitamente y también se ha ofrecido voluntario un psicólogo para tratarla. La comunidad marroquí se ha volcado por completo con Khadija, ha puesto de manifiesto la problemática de este tipo de violencia y ha dado el apoyo que merecen a la víctima y a su familia.

Linda Paradis, que tiene un centro de tatuajes en Rabat, visitó a Khadija el pasado lunes y desmintió que lo que tenía la joven en el cuerpo fuese tinta. «El producto utilizado es una pintura mural de muy mala calidad que le provocó alergia en la piel. Ningún láser podrá interactuar correctamente con esta pintura usada como pigmento porque se puede liberar moléculas en la sangre con riesgo a una larga enfermedad de la piel», explica Linda por Facebook.

A 1.190 kilómetros al norte de la casa de los Okkarou, cerca del centro de Madrid, está la Clínica Menorca, que cuenta con la tecnología más avanzada para eliminar tatuajes con láser. Al conocer la historia de Khadija, el director del centro, Ángel Martín, se ofrece a tratarla en España y traerlos a ella y a su padre a través de su fundación. Y discrepa de la opinión de la dermatóloga francesa.

«Tendríamos que verla y hacerle pruebas, pero con que haya un pigmento en la piel el láser lo puede absorber. Depende de la profundidad del tejido en la que esté, se harían tres sesiones por tatuajes usando el láser picosure»

Explica el doctor Martín.

 

Aunque no hay información oficial sobre las detenciones, según la agencia AFP, un total de 12 personas han sido arrestadas por estar involucradas en el caso, ha señalado Naima Ouahli, un miembro de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos en la región central de Beni Mellal, cerca de Fqih ben Saleh, donde ocurrió la violación. Según el padre de Khadija, Mohamed Okkarou, todos comparecerán ante un juez el 6 de septiembre. La policía aún busca a tres de los captores. Según el abogado de la joven, Ibrahim Hachane, algunos ya han reconocido el crimen que cometieron.

Pero, como siempre ocurre en estos temas, hay voces que se alzan para poner en duda a la víctima: muchos de sus vecinos, tanto de su aldea como del pueblo donde la secuestraron, discrepan de la versión que ha contado la menor.

Un periodista de AFP estuvo esta semana hablando con quienes dudan del testimonio de Khadija. «La vimos con los chicos reír y estar tranquila. No parecía que estuviera secuestrada. Su propia madre ha reconocido que huía normalmente», dice un vecino. «Ella fuma y bebe. Todos la conocemos, ya se había ido muchas veces de su casa», sentencia otro. Lo mismo sostiene la madre de uno de los detenidos. Como si que se hubiera reído o que fumara y bebiera fueran relevantes para saber si ha sido agredida como ella misma cuenta. -Además de que varios atacantes ya han confesado-

Linda Paradis, lquien se presentó en casa de Khadija como «experta» en tatuajes, aseguró que los más de 30 que tiene la chica grabados por todo el cuerpo son de hace más de tres meses porque «están completamente curados». Aunque en las fotografías se aprecia la inflamación en sus manos. Y los dermatólogos consultados confirman que son recientes.

Khadija se ha convertido en un nuevo símbolo de las violaciones en Marruecos, donde las denuncias por estos delitos han aumentado en los últimos años a raíz de casos similares a los de esta joven. Solo en 2017 las cortes marroquíes han tenido cerca de 1.600 casos por abusos sexuales, el doble que en 2016. Una caricatura con una mujer llorando, desnuda y tatuada con un cartel de SOS en la cara se ha vuelto viral en las redes sociales. «Khadija podría ser yo, Khadija podrías ser tu», denuncian algunas mujeres en Twitter con #TodasSomosKhadija (كلنا_خديجة en árabe). La conciencia social en el país tras otros casos como el de Amina Filali, una niña de 16 años que se suicidó en 2012 después de ser obligada a casarse con su violador y de otra en 2015, ha llevado al Gobierno de Marruecos a derogar el artículo 475 del Código Penal, que permitía a los violadores escapar de la prisión casándose con su víctima. Como colectivo feminista, nos horroriza pensar todo lo que tenemos que sufrir las mujeres para que nuestros derechos como personas sean reconocidos en todo el mundo.

Desde Rebelión Feminista queremos, con este artículo, visibilizar el caso de Khadija y el de tantas otras que no ocuparán los medios de comunicación. Nos ocultan estos hechos por no haber ocurrido en España, pero también por ser una mujer racializada y pobre. Estamos seguras de que si la víctima fuese, simplemente, una blanca europea, estaría ocupando todas las cadenas de informativos durante al menos un mes, alimentando el morbo. Khadija somos todas y nosotras somos el altavoz que necesita para que su caso llegue a todas partes.

Khadija, no estás sola, nosotras te creemos.

 

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