Es posible que todas las que nos leéis ya lo sepáis. Juana Rivas ha sido condenada por «secuestro» a sus dos hijos, por sacarlos de Italia tratando de huir de su padre maltratador. El juez considera que la madre de Granada cometió dos delitos de sustracción de menores y que “explotó el argumento del maltrato”. Es decir, la justicia nos está diciendo que no es suficiente que nuestro agresor haya sido condenado por Violencia de Género para arrebatarle la patria potestad de nuestra descendencia, pero sí lo es que nosotras intentemos protegerles. Francesco Arcuri agredió en mayo de 2009 a Juana Rivas. La ‘madre de Granada’ necesitó ayuda médica para recuperarse de las heridas de los golpes, tal y como señala la sentencia, y que acabó condenando a Francesco a tres meses de prisión. En aquel momento Francesco no tenía antecedentes penales y, cuando vio que su pareja estaba decidida a ir a los juzgados, reaccionó acusando a Juana de un delito de malos tratos que finalmente retiró (cosa muy común entre los maltratadores: poner una contradenuncia para infundir miedo a su victima para que no continúe con un juicio que saben que van a perder).
Los maltratadores son los principales delincuentes de las tan famosas denuncias falsas, juzgar un caso de violencia machista como un conflicto de pareja. Es lo que consiguen los acusados que utilizan las contradenuncias como estrategia de defensa en busca de impunidad. Las también llamadas denuncias cruzadas se dan cuando una mujer denuncia una agresión y el acusado refiere después haber sido supuestamente agredido a su vez y hace lo mismo con ella. La intención suele ser que la mujer se retire del proceso y puede además dar lugar a la absolución o condena de ambos o a que se archive el caso. Y eso es lo que Francesco trató de hacer cuando en 2009 Juana se decidió a denunciar y salir de la violencia.
¿Entonces por qué Juana volvió?
La mayoría de las personas que conocen este caso se hacen esta complicada pregunta, ¿por qué volver con quien te agrede? Como ya hemos explicado en numerosas ocasiones y seguiremos explicando, la violencia de Género pone en jaque la voluntad de las víctimas que llegan a culparse a sí mismas de las agresiones sufridas o a creer que ha sido un episodio aislado que nunca más volverá a ocurrir. Desconocemos el por qué Juana volvió realmente, pero teniendo un hijo en común por aquel entonces, muy probablemente usara Francesco a su hijo para conseguir que ella volviera. El miedo a no poder salir adelante sin él en un país que no es el suyo, el miedo a que su hijo le recriminara el no ver a su padre o cualquiera de los miedos que tienen las mujeres maltratadas pueden ser las consecuencias de que ella regresara. En ninguno de los casos ella es culpable de volver, el único culpable es Francesco por agredirla y maltratarla, ni más ni menos.
Pero es que Juana interpuso otra denuncia, la presentó en 2016 y no llegó aún a ningún juzgado. Año y medio después de que Juana Rivas interpusiera una denuncia por malos tratos habituales contra su expareja Francesco Arcuri. A pesar de que en agosto pasado el ministerio de justicia afirmara que se había enviado a traducir y se remitiera a Italia, ésta no ha llegado aún a ningún juzgado.
Ningún juzgado, ni español ni italiano confirma tener la denuncia por malos tratos habituales (violencia de género) que la granadina Juana Rivas presentó ante la guardia civil en julio de 2016 y que el juzgado de violencia de la Mujer nº2 de Granada no tramitó por considerar que no tenía competencia ante unos hechos ocurridos en Italia.
Sin embargo, tal como explicó hoy Francisca Granados, directora de Igualdad del Ayuntamiento de Maracena, esto se debe a un desconocimiento de la ley.
«En el caso de que las autoridades españolas resuelvan no dar curso a la investigación por falta de jurisdicción, remitirán inmediatamente la denuncia presentada a las autoridades competentes del Estado en cuyo territorio se hubieran cometido».
Artículo 17 del estatuto de la víctima del delito
Sin embargo, la denuncia de Rivas permaneció durante más de un año en un cajón.
Tras numerosas protestas, el ministerio de Justicia afirmó el 3 de agosto de 2017 (más de un año después de haberse presentado) que había enviado a traducir la denuncia y que la remitiría a la justicia italiana, donde se está viendo la causa después de que, Francesco Arcuri, la expareja de Rivas regresara a Cerdeña con sus hijos el pasado mes de septiembre.
En un evento organizado por Colegio de Procuradores de Madrid para debatir sobre «los derechos del menor, la violencia de género y los delitos de odio» y al que habían sido invitadas tanto Juana Rivas como Francisca Granados, han afirmado tener certificados que demuestran que la denuncia nunca llegó a Italia.
Hoy la Justicia se pone de su lado y reclama a Juana que entre en prisión.
Juana Rivas no solo va a estar 5 años en prisión, por dos delitos de sustracción de menores, si no que no tendrá ningún derecho sobre sus infantes durante los 6 años siguientes y a mayores tendrá que indemnizar a su maltratador con una multa de 30.000€ por el daño moral y material hacia el italiano Francesco Arcuri. La madre de Maracena que hace un año y un día se negó a entregar a sus hijos a su padre bajo el argumento de que estaba «huyendo del maltrato» deberá cumplir, salvo si el recurso anunciado no lo evita, dos años y medio de cárcel por cada uno de los delitos de sustracción de menores cometidos a ojos de la justicia. Tampoco podrá ejercer durante seis años la patria potestad sobre los niños, de doce y cuatro años.
La sentencia condenatoria, dictada el mismo día que se celebró el juicio, va mucho más allá de certificar que Rivas esquivó el requerimiento de la Justicia y huyó con sus hijos. A pesar de que no era su tarea juzgar otra cosa que eso, el juez Manuel Piñar deja numerosas frases en sus 13 páginas que no se alejan de la polémica que ha rodeado este caso durante este año de periplo judicial para la familia. Piñar acusa a Rivas de «explotar el argumento del maltrato», de utilizar los medios de comunicación, e incluso valora el «equivocado» asesoramiento legal recibido.
«La acusada toma parte en una campaña mediática». Entre los hechos probados dice el juez de lo Penal 1 de Granada que Juana Rivas acudió a los medios de comunicación al tiempo que incumplía la obligación que pesaba sobre ella de restituir inmediatamente a los menores. La sentencia hace referencia expresa a una rueda de prensa «al frente de la cual aparece una tal Francisca G. G., quién adoptó la función de portavoz y asesora legal de Juana, llegando a manifestar el 25 de julio que los menores no habían sido entregados».
«Llantos al principio por no querer separarse de la madre, si bien estos cesaron cuando empezaron a tomar contacto con el padre». Después de que Juana Rivas decidiera ocultarse en compañía de los dos menores en lugar desconocido, esta entregó a los niños el 28 de agosto de 2017. Según considera probado el juez, así fue cuando la acusada compareció en la Comandancia de la Guardia Civil de Granada.
«Salvo el episodio de malos tratos ocurrido en 2009, no se ha acreditado ningún otro posterior». El juez indica en su sentencia que no se han detectado en el mayor de los dos hijos «desajustes psicológicos relacionados con malos tratos contra él o por haberlos presenciado hacia la persona de la madre, ni se ha apreciado que la restitución al contexto paterno, suponga un grave peligro para su integridad física o psíquica». En 2009 el padre de los niños fue condenado tres meses de prisión por un delito de «lesiones en el ámbito familiar» contra la propia Rivas. También se estableció una orden de alejamiento de un año y tres meses, así como la prohibición de que estableciera cualquier tipo de comunicación con ella.
«Explicó que se vino con los dos menores y tenía billete de vuelta para el 27 de junio, pero no volvió porque no quería vivir bajo la tortura de Francesco, y aunque era consciente de que la justicia le reclamaba los niños, no creía que le obligaran a entregárselos a él porque la maltrataba y tenía que protegerlos». Así el juez nos insta a salir de nuevo a las calles, a gritar bien alto porque #JuanaSomosTodas y ningún maltratador es un buen padre.
Desde Rebelión Feminista nos situamos completamente en contra de la condena de Juana Rivas, pero aún más nos situamos en contra de que su denuncia de Violencia de Género no fuera suficiente para quitarle la patria potestad a Francesco. Lo primero que cualquier persona haría ante el hecho de tener que entregar a sus hijos a un maltratador, es llevárselos lo más lejos que pueda. Y consideramos que lo que ha pasado Juana es una auténtica violación de la Ley Integral de protección a las víctimas de violencia de género, porque esta ley debe proteger no solo a las mujeres, también a los menores. Como desde Ve la Luz Galicia llevan denunciando años (Incluido el año pasado cuando estuvieron en huelga de hambre en Sol), como todas las asociaciones feministas llevamos denunciando años. Juana no es la única que ha salido dañada de una Justicia Patriarcal al servicio del sistema, son cientos de miles las mujeres que están pasando por cosas similares a Juana en todo el mundo. Un maltratador, jamás será un buen padre.
TODAS SOMOS JUANA.