Frente al relato cultural resultante de una sociedad patriarcal que nos ha convencido a las mujeres de que somos rivales, y de que se es más poderosa cuanto más se obtiene la aprobación de los hombres, la sororidad es nuestra principal arma.
Concepto acuñado desde el afrofeminismo y extendido a las demas corrientes, la sororidad es el pacto de hermandad entre mujeres, esa empatía que nos hace sentir en nuestra piel el sufrimiento de la otra y que nos interpela a defenderla frente a la violencia machista. Está en entender a la otra en su diferencia, reconocerla como una igual, como compañera de lucha y reconocer que es tan importante en esta como una misma, ya que el machismo nos afecta a todas.
Es respetarnos entre nosotras con nuestras diferencias y opciones personales sin necesidad de crear lazos de amistad, un ejercicio de solidaridad entre mujeres para sobrevivir a un contexto social e histórico en el que se nos discrimina, domina y explota, y que se ejerce mediante acciones de respeto, apoyo, confianza e información entre compañeras.
Su objetivo es contrarrestar todas las formas de opresión y favorecer y facilitar el empoderamiento de cada mujer mediante la creación de vínculos y redes de apoyo mutuo.