Hoy trataremos específicamente el tema de la contención mecánica en centros educativos de educación especial, en los que se escolariza a aquellos alumnos que por sus características y/o patologías no pueden de ningún momento ser atendidos con los apoyos y ayudas que requieren en un centro de educación primaria o secundaria. Por las características del alumnado de los centros de educación especial, el rango de alumnos fluctúa entre los 6 y los 21 años, con diversas y/o múltiples condiciones y/o patologías diferentes y especiales en cada caso.
Primero aclararemos qué es la contención mecánica. La OMS define la contención mecánica como: «Métodos extraordinarios con finalidad terapéutica, que según todas las declaraciones sobre los derechos humanos referentes a psiquiatría, sólo resultarán tolerables ante aquellas situaciones de emergencia que comporten una amenaza urgente o inmediata para la vida y/o integridad física del propio paciente o de terceros, y que no puedan conjurarse por otros medios terapéuticos».
Analizando la definición lo primero en lo que debemos fijarnos es en la palabra «extraordinarios»; esto se aplica porque siempre es necesario haber agotado cualquier otra vía posible de intervención no coercitiva y menos dañina física o psicológicamente para la persona. Esto es especialmente relevante si atendemos al tema que nos ocupa, que es el uso en los centros de educación especial. Y en segundo lugar, la palabra «tolerables» quiere decir que en ningún momento deben ser algo habitual ni mínimamente recomendable. Siempre atenderemos primero a otras vías de actuación.
Las personas con estas necesidades o patologías necesitan unas atenciones y unos cuidados diferentes del resto del alumnado, por lo que según la legislación vigente requieren estar escolarizados en un centro específico donde puedan ser atendidos. Si esta es la consideración que estamos tomando, la contención mecánica no debe ser utilizada en los centro por varias razones. La primera de ellas es que, en un estado tal de enajenación por su patología o por un estado alterado en el que pudieran llegar a hacerse daño a sí mismo o a otros, no deberían estar en ese momento en el centro escolar. Esto no es por los profesionales en sí, sino por el resto de los alumnos. Deberían estar con su familia o en un centro médico especialista que pueda tratarles en ese momento. Este tipo de comportamientos se pueden detectar con horas e incluso días antes de que ocurran ya que independientemente de la forma ellos nos comunican que no están bien y necesitan ayuda. La segunda es que en caso de que se trate de un ataque espontáneo de ira contra sí mismo o contra otros, existen otros muchos métodos antes de llegar a este. Siempre preservando su bienestar y el de quien les rodean. Debemos ser conscientes de que estas situaciones las provocan ciertos estímulos, del tipo que sean, que les provocan una reacción de lucha, huida o parálisis ante un ataque hacia su bienestar.
Por último, está demostrado que este tipo de terapias dañan al paciente y la relación entre terapeuta/maestro/especialista y el alumno. Por lo que siempre serán contraproducentes para su bienestar.
No entraré en la descripción y pormenorización de las diferentes técnicas de contención mecánica, ya que considero que no es necesario. Sin embargo es necesario saber que, en caso de producirse altercados con alumnos implicados en este tipo de centros, los maestros y los asistentes educativos tienen herramientas de contención física que pueden emplear para poder parar a estos alumnos sin causarles daños ni recurrir a las contenciones mecánicas. La principal diferencia radica en el uso y el tiempo. Estas herramientas alternativas a la contención mecánica se utilizan durante un periodo de tiempo de unos segundos, mientras el alumno se tranquiliza; entretanto la contención mecánica se puede extender en el tiempo durante horas, días e incluso meses. Además estas alternativas se utilizan cuando el alumno ha entrado dentro de un ataque agresivo contra sí mismo o contra otros, nunca como media para evitarlos de antemano o como medida disuasoria. Su uso es evitar un daño físico inmediato.
Por último dejar plasmado de forma específica que, tanto mi opinión personal basada en mi experiencia, como los ensayos y los estudios llegan a la misma conclusión: la contención mecánica no ayuda a los alumnos, es perjudicial. Y los resultados para evitar este tipo de situaciones violentas con otros tipos de terapia siempre han dado mejores resultados para los alumnos. Esto quiere decir una reducción en las conductas, una reducción en su importancia e incluso su absoluta desaparición. Siempre con el uso continuado de terapias científicamente probadas y llevadas a cabo por personal debidamente formado en ellas.