Ni un simple paro cardiaco, ni un caso aislado, ni una casualidad. La muerte de Mame Mbaye ha sido causada por la violencia policial. Este mantero senegalés de 34 años había venido a España en patera hacía 12 años, murió en la calle Oso sobre las 5 de la tarde después de haber sido perseguido por la policía municipal del ayuntamiento de Madrid. Ahora Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, decide abrir una investigación sobre lo ocurrido y lamenta en sus redes sociales la muerte de este hombre. ¿Ahora? Llevo toda mi vida en Madrid viendo la terrible situación que sufren los manteros, personas que por cierto, pagan sus impuestos. Y esta situación no ha cambiado con la llegada del “gobierno del cambio” de Podemos, Ahora Madrid y Manuela Carmena. A día de hoy los manteros siguen estando perseguidos y le tienen miedo a la policía y a la deportación.
Las fuentes policiales aseguran que Mame Mbaye simplemente se desplomó cuando iba caminando. ¿Qué hay de verdad en eso? Lo cierto es que sí, que iba caminando por el barrio de Lavapiés cuando se desplomó, pero también es cierto que le venían persiguiendo desde la Plaza Mayor. Lo que pasa es que, como han explicado varios manteros, la policía suele dejarles tranquilos cuando llegan a Lavapiés, ya que saben que viven en el barrio. Es decir, que les persiguen corriendo un kilómetro. Como lo que corren los atletas olímpicos.
A las cinco de la tarde comenzó a venir gente. A las 7 de la tarde, cuando yo llegué, había un cordón policial en ambas partes de la calle Oso. El panorama a esa hora era de indignación y rabia de los vecinos, el colectivo de manteros y de los que fuimos a apoyar. Pero también desconsuelo y aflicción. Una mujer negra en la esquina de la calle Mesón de Paredes no dejó de llorar en las tres horas que la vi desde que llegué hasta que se llevaron el cuerpo. Otro hombre negro vi apoyado en el hombro de otro mientras se lo llevaba a un bar a sentarse, ya que se deshacía en lágrimas.

A las siete y media de la tarde se desploma un hombre negro en la tienda Shamima Frutas y alimentación. Varios hombres se acercan al cordón policial pidiendo que traigan un médico para ese hombre. ¿Lo trajeron? No, obligaron a que levantaran al hombre y lo metieran en la Calle Oso, con el muerto. Cuando ha pasado, una mujer blanca desesperada inquiere llorando dónde están las cosas de este hombre. Varias mujeres interpelan a los guardias: “dejadla pasar, es su marido”. Los agentes permanecen inmutables y dejan sufriendo a la mujer varios minutos hasta que acceden a dejarla pasar.
Cuando a las nueve de la noche el juez da permiso para sacar al muerto se forma un cordón policial para sacar la ambulancia por la calle Embajadores. La ambulancia logra salir pero los coches policiales no lo tendrán tan fácil. Los policías nacionales nos decían “Nosotros sólo queremos irnos a casa”, como si fueran las verdaderas víctimas del asunto. La rabia comenzó a arder en ese momento. A la altura de la parroquia, o quizás algo más arriba, se quemó el primer contenedor. Los bomberos llegaron rápidamente a apagar el fuego, seguidos de la Unidad de Intervención Policial (UIP). Desde el minuto uno esos bigardos quisieron demostrar su superioridad. No cerraron las puertas de su furgoneta como una persona cualquiera, ellos las tenían que empujar con ímpetu.
Yo salí corriendo al primer balazo pero otros se quedaron. Blancos y negros. Gente que no quería que todo quedara en una muerte más. Y lo cierto es que si sólo hubiera muerto este hombre, no hubiera trascendido porque, ¿a caso trascienden las muertes de negros en este país? Sólo las que causan ellos importan e invaden nuestros telediarios con su basura racista cuestionando si debiéramos deportarlos a todos o si debiéramos instaurar la pena de muerte, como se difundía hace un par de días con la muerte de Gabriel Cruz.
- Primera víctima mortal: Mame Mbaye, cuyo fallecimiento originó las protestas
- Segunda víctima mortal: Ousseynou Mbaye. Sufrió un traumatismo craneal probablemente debido a las pelotas de goma lanzadas por la UIP
- Una persona hospitalizada: Aarona Diakhate. Ingresado por traumatismo craneoencefálico por «objeto duro y desconocido». 20 puntos en la cabeza. ¿Quizás tendrá que ver con el hecho de que la policía le pegara mientras él gritaba inmóvil en la plaza Nelson Mandela?
- Una persona desmayada en la calle Mesón de Paredes cuya vida puso en riesgo la policía obligando a ser levantado